martes, 20 de octubre de 2015

MIS DEDOS SOBRE TUS LÍNEAS...






Pedro había ido a visitar a su amigo, el artista, como acostumbraba llamarlo, cuando a él se refería. Franceh era su nombre artístico. Nunca quiso que lo llamaran por el que aparecía en su Acta de Nacimiento. Decía que le robaba el “Caché” a su imagen.

Habían pactado verse hace tres semanas y hoy era el día del encuentro. Franceh vivía en uno de los mejores suburbios del lugar. Su talento era ser un escultor, preferiblemente del cuerpo humano. Había tenido mucho éxito en sus exhibiciones, sus obras se vendían como pan caliente. Eso lo llevo a comprar una majestuosa casa, con paredes de cristal y pintada toda en blanco. Habían obras suyas por todos los rincones, una más seductora que otra.

En la piscina había colocado una sirena muy hermosa. La modelo que le sirvió de inspiración lo había dejado muy conmocionado. Fueron días con sus noches de delirio y trabajo. Siempre le hizo el amor en el agua, con la excusa de que así se podría concentrar en lo que haría y es por eso que la colocó, a la escultura, como si emergiera del agua. Franceh era muy detallista. Su Musa tenía un par de hermosos pechos que lo llevaron a plasmarlos, lo más parecido posible en su obra. Sin olvidar sus celestiales pezones, se los puso, un tanto más exagerados e hizo que el agua de la fuente pasara sobre ellos para así estimular la imaginación del que la viera. Su piel quedó como si estuviera algo erizada por el frío. Eran unos senos, que parecían estar a punto de salir volando del agua.  

Pedro había pasado unos meses triste por un corazón roto, el de él pero pensó que ya era la hora de olvidar y dedicarse a lo que le gustaba, que era la música. Fue por eso que quería conversar con su amigo para ver si en una de sus exhibiciones podía llevar a su banda y amenizar la velada.

Franceh lo hizo pasar y le pidió que lo esperara mientras se vestía. Entrar a la sala de esa casa, lo entretuvo todo el tiempo que tardardó su amigo. Siempre había una escultura nueva en algún rincón. En eso miró hacia la chimenea y se encontró con dos seres entrelazados en pleno acto sexual. El hombre sujetaba por la cabeza y las caderas a la chica, mientras ésta le acariciaba el rostro, a punto de encontrarse con la boca de él que estaba entre abierta. Se podía ver cómo salían sus lenguas buscando saciar las ganas de un beso prohibido y lujurioso. La penetraba con fuerza. Se podía notar en la tensión de sus músculos y el gesto de ansias en su rostro. La cabellera de la joven caía, cual cascada sobre la alfombra. El rostro de ella era de placer, como cuando en verdad han penetrado su alma por completo.

Poco a poco se fue acercando y recorriendo por varios ángulos la visión que tenía delante de él. Sus ojos no podían dejar de ver esos hermosos cuerpos en plena escena de amor. Todo él temblaba, sus ganas crecían y sus manos sudaban mientras posaba la yema de su dedo en los senos de la joven. Frotando suavemente su perfilado seno fue deslizando su mano por todo su cuerpo y fue un éxtasis completo al llegar al encuentro de esos dos géneros que en completa humedad se entregaban uno al otro. No pudo evitar llegar a un orgasmo de placer. Cerró sus ojos, mientras sentía el corrientazo que abría el torrente que recorría su pierna de una forma cálida y fuerte y dejó salir un suspiro de gusto al mismo tiempo. Dejándose caer sobre el sofá más cercano para poder disfrutar esa deliciosa sensación que lo invadía.

No pudo quedarse mucho tiempo en ese estado de trance. Sintió los pasos de su amigo, que se acercaban rápidamente y tuvo que aparentar normalidad. No fue fácil porque aún mantenía en alto el fuego que recorría cada poro de su cuerpo tras semejante experiencia. Mientras se estrechaban las manos, éste le preguntó – ¿Y qué te parecieron mis amantes?- -¿Verdad que incitan al sexo?-  Pedro no podía contestarle pero asentó con su cabeza. Cuando pudo le dijo que eran una visión Erótica hecha realidad. 

Franceh había hecho una obra de arte que la denominó “Los amantes” y la colocó frente a la chimenea, de manera que por cualquier ángulo que los veas, en ese instante, los encontrarás disfrutando de su amor. 



- Creo que logré lo que quería, ¿qué piensas? Pedro entendió que su amigo se había consagrado en la escultura, definitivamente. Se sentaron a tomar un trago, mientras éste le comentaba lo bueno que era haciendo cuerpos en frenético ardor y le relataba la experiencia que tuvo con sus “Amantes”





Carmen Pacheco
lasculpasylamuertedelamorii@hotmail.com
@Erotismo10
20 de octubre de 2015


miércoles, 14 de octubre de 2015

QUÉ HERMOSA Y SENCILLA ES LA VIDA...



Al ver la vida que llevan estos seres, en ese pequeño espacio, me dan ganas de que alguien me ayude a entender, por qué los humanos nos complicamos tanto con ese soplo de energía que nos fue dado para disfrutar, gozar, reír, entender, perdonar, aceptar, atreverse, comulgar, bailar, soñar, en pocas palabras VIVIR.

Se nos va, ese pequeño pero muy importante soplo de vida en hacer cosas, completamente distintas a lo que queremos. Nos perdemos la oportunidad de descubrir que sí podemos arriesgarnos, aunque tengamos alguna discapacidad o seamos ya mayores, en edad pero no en espíritu.

Nos olvidamos de abrazar, de besar, de acunar, de sonreírle al que pasa a tu lado, aunque te vean con mala cara. Dejamos de sorprendernos, aunque lo que tenemos delante de nosotros haya sido para deleitarnos la vida. Nos olvidamos que vivimos.

Dejamos de jugar, de hacer bromas sanas con nuestros amigos, si nos quedan, o con nuestra familia. No permitimos bromas de los demás y mucho menos a costillas nuestras.  Cuando deberíamos ser los primeros en reírnos de nosotros. Porque somos tan humanos y cometemos cada error, que no convendría levantar la mano para acusar o señalar a nadie, que no sea a nosotros mismos.

Comenzamos amar, con ese sentimiento que es transmitido por nuestros padres, en los besos, los mimos. Ese calor que nos transfieren con sus cuerpos, con sus ojos y con esas carcajadas que dan, cuando decimos algo ingenioso  para nuestra edad. Es allí cuando conocemos el amor. Luego, con el pasar del tiempo, nuestro cuerpo va transformándose y esas glándulas empiezan a dar dolor de cabeza ¿por qué? Simple… somos como la mariposa que se transforma. También sufrimos o realizamos, sonaría mejor, un cambio de niño o niña a hombre o mujer. Nos enamoramos con tal pasión que siempre decimos que jamás volveremos amar como la primera vez y en mi criterio, eso no es cierto. Cada vez que sientes algo por una persona, siempre es distinto. Tiene su fuerza y vida propia porque que nada es igual, constantemente estamos cambiando. Somos energía pura y la energía no permanece, se transforma.

Es por eso que no entiendo por qué llegamos a la situación de no aprovechar lo que se nos ofrece en este momento en que yo escribo y tú lees. La vida es tan frágil, tan corta, tan hermosa. Es como una niña o un niño que camina sobre una cuerda floja, sin pensar, solo sintiendo el placer de lo nuevo, de lo peligroso. Ese algo que incita a seguir caminando cuantas cuerdas se les ponga en el camino. Solo cuando vemos hacia abajo, es en ese momento que dejamos de vivir.

Particularmente me encanta el sonido que hace la lluvia, cuando cae sobre un techo de zinc, como antes cuando era pequeña. Ese sonido me invita a recorrer innumerables caminos de fantasías. Cuántas veces ha llovido y hemos oído el golpear del agua y por la prisa de esta forma de vida que llevamos, no la tomamos en cuenta y no entendemos que el momento se nos pasó para volver a soñar.

La gota que se posa sobre la hoja y que a través de ella podemos ver cómo aumenta su superficie, me sorprendió. Quería capturar el rojo de la flor, que bañada con la lluvia, me mostraba el ardor de los amores del alma. Sin percatarme de que había un ecosistema en esa hoja,  que hacían vida juntos y disfrutaban de ello. Esas son las maravillas que nos ofrece el Creador y nos la coloca frente a nuestros ojos y no nos damos cuenta, porque somos tercos y ciegos. Qué sería de nosotros, si tomáramos como ejemplo ese pequeñísimo mundo. Pienso que viviríamos más felices, más acorde con nuestra naturaleza.

Hoy me tocó el tema de la reflexión. No pienses que es para ti solamente, no. Yo estoy viendo la biga que tengo en mi ojo y quisiera cambiar tantas tonterías que uno hace en honor a un Yo estéril.

Hay que vivir y sonreír lo más que se pueda para cuando tengas que irte, te agarre con una expresión de felicidad en tu rostro y de ese modo, todos te recordarán de una forma más agradable.

No intentes comprender al mundo y mucho menos complacerlo, se te irá la vida en ello y no lo lograrás. Somos humanos y como tal, ni nosotros mismos nos comprendemos.

Ama y ríete de la vida, que lo demás vendrá en la siguiente carcajada.

Sé feliz…



Carmen Pacheco
lasculpasylamuertedelamorii@hotmail.com
@Erotismo10
14 de octubre de 2015

martes, 13 de octubre de 2015

LA DAMA BAJO LA SÁBANA...





La noche cubría con su mágico manto negro, toda la extensión de la playa que mis ojos alcanzaban ver. Poco a poco iban apareciendo pequeños destellos que formaban figuras interesantes en el cielo. Sólo se oía el ruido que hace el mar, al besar tímidamente sus arenas húmedas por pocos momentos para luego regresar a sus aguas y dejar que otros puedan acariciar y depositar su esencia en ella.

A lo lejos se oye una melodía acompañada de tambores. Los amigos se había ido acostar algo temprano ya que las actividades de la mañana habían sido intensas. Yo no podía conciliar el sueño, aún sentía una chispa de energía que recorría mi cuerpo. Entonces me escabullí hacia un tronco que había dejado la marea, la noche anterior. Parecía ser parte de algún naufragio. Llevaba tallado una especie de imagen en la punta.

Con ese escenario y un trago en la mano, me puse a detallar lo que el mar había arrojado de sus profundidades y no solo era un tronco, también estaba en la orilla una vasija que resplandecía con los rayos de la luna, cada vez que el mar lo abrazaba. Me levanté y lo tomé para averiguar de qué se trataba. Supuse que era un tarro para tomar alguna bebida exquisita. Aún permanecía en su relieve, detalles de algún trabajo de orfebrería. Mi mente se puso a imaginar de qué época sería dicho objeto y adentrándose más la noche oí cuando alguien dijo:

-Señor, disculpe que le interrumpa pero el Timonel avisa que, a poca distancia, algo sobre sale del mar y pregunta qué hacer. El Capitán estaba durmiendo. A su lado, sobre su brazo descansaba una hermosa mujer. Estaba claro que esa noche habían aprovechado la tranquilidad del mar para disfrutar de los placeres del amor.

Rufino –Espero que si me vienes a despertar a estas horas es porque aprecias tu cabeza sobre tu cuello- Respondió el Capitán.
Claro mi Capitán –dijo Rufino- jamás osaría molestarlo en sus horas de descanso – esto lo decía mientras le daba una mirada a la mujer que estaba en la cama como Dios la mandó al mundo. Ella, al percibir su mirada, coquetamente se cubrió con las sábanas. -En verdad yo no quería venir pero el Timonel me dijo que era, sumamente importante que usted lo supiera. Diciendo esto, se volteó para retirarse, no sin antes mirar de reojo, otra vez, la silueta que dibujaba el cuerpo de la mujer, bajo las sábanas. Cerró rápido y subió a la cubierta, dejando por sentado que su jefe subiría inmediatamente.

El Capitán se demoró  y cuando lo hizo, ya no había nada qué hacer. El encontronazo fue fuerte. Habían chocado con unos restos de barco que, años atrás fueron atacados por una pequeña flota de Piratas. Éstos estaban haciendo de las suyas en esos tiempos, contra cualquier buque que se encontrara en el mar.

El trompazo fue tan fuerte que le hizo un hueco al casco entrando de inmediato el agua e inundando la parte de abajo del barco “Fortinacho”, nombre que le habían dado porque parecía imposible que pudiera ser destruido por cualquier tipo de barco.

Sin darle tiempo a dar alguna orden, el Capitán salió volando tan rápido, que se  perdió entre las grandes olas, los restos de su barco y del naufragio. 

La tripulación del barco luchó por evitar que se hundiese su nave pero fue infructuoso lo que hicieron. Poco a poco se lo fue tragando el mar para así formar parte, del cementerio de los barcos, como así llamaban el lugar.

La marea había subido y me desperté, cuando el agua besaba mis pies. Me levanté y con mi trofeo marino fui a la habitación donde estaba la chica con quien había llegado al lugar.

Al entrar al recinto, éste se encontraba a media luz. Cuando mis ojos se acostumbraron al lugar, sólo resplandecía esa tela blanca que cubría el hermoso cuerpo de esa mujer  que me cautivó. Fue casualidad o coincidencia pero la sábana se le fue escurriendo hacia el suelo y me iba dejando ver su hermoso cuerpo desnudo. Su melena cubría parte de mi almohada. Por un momento me alivió el no estar en alta mar, con una amenaza de choque marino. Solo habría un encontronazo con esa deliciosa sirena, que esperaba la hiciera mía, otra vez.




Carmen Pacheco
lasculpasylamuertedelamorii@hotmail.com
@Erotismo10
13 de octubre de 2015

viernes, 9 de octubre de 2015

CAUTIVADORA COMO UNA NOCHE DE LUNA...




El tránsito era insoportable. Aunado al calor que hacía en esos días, la camioneta en la que transitaba hacia el trabajo parecía la quinta paila del infierno. No conforme con esto, el Chofer seguía subiendo personas al vehículo y parecían amalgamarse como si fuéramos una sola carne.

-Señora tenga cuidado con su bolso- decía por allá adelante un joven -que casi me saca un ojo. -Epa! No me hale el cabello- gritaba una mujer, mientras se recogía la larga melena. Yo había quedado entre un señor y un muchachito, con el maletín debajo del brazo y haciendo malabares para que no se me soltara porque si caía al piso, el pobre niño sufriría las consecuencias.

La camioneta se detuvo en una de esas paradas donde casi todo el mundo se baja pero también parece que todo el mundo se sube. Moviéndome hacia atrás para darle espacio a los que subían, se puso delante de mí una mujer alta y con un cuerpazo que no atiné a moverme y no me daba cuenta que una señora me estaba empujando para que le diera paso.

En una de esas subieron dos personas más y ahora sí estábamos estampados unos a los otros cual estampilla pero esta vez yo no puse repara alguno. Esa hermosa mujer, que se había subido estaba tan pegada a mí, que podía oler su cuerpo. Supe inmediatamente que estaba recién bañada. El aroma que emanaba de su cuello era de jabón y eso me embriagó toda la mente y empecé a decirle al compañero –Tranquilo amigo, que este no es el momento de aparecer, tranquilo…

La camioneta arrancó y en cada hueco que caía, nuestros cuerpos se rosaban fuertemente y aunque no quisiera, el amigo comenzó a sentir. Nadie se daba cuenta de lo que me pasaba pero la chica sí. Volteó la cara hacia mí y viéndome de arriba abajo, medio me sonrió y no dijo nada quedándose en el mismo sitio.

Volvió a detenerse el vehículo y bajaron y subieron pero nosotros permanecimos en el mismo lugar, cada vez más apretados. Era como si la estuviera abrazando junto a todo los pasajeros. Sin saberlo nos obligaban a permanecer en el mismo sitio. 

Era una morena de piel suave y reluciente. Cómo no describir sus hermosas nalgas, si durante la travesía las sentí palmo a palmo. Ni se imaginan lo que tuve que hacer para no acariciarlas con mis manos. Tenía una cinturita que invitaba al amor, como dice la canción. Su espalda era fuerte y un tanto ancha. Su cabellera la tenía al estilo afro y le quedaba cual modelo de pasarela.

Ya se acercaba mi parada pero yo no quería bajarme, ni loco que estuviera. Así que dejé que pasara mi oportunidad de llegar, algún día temprano, al trabajo. Se bajaron varias personas pero no las suficientes para que nos separáramos. Cual no fue mi sorpresa, cuando la mujer se volteó y quedó frente a mí. Estuve con la boca abierta por unos segundos y ella con un dedo acarició mi labio y me la cerró.

Tenía un rostro de ensueño. Puedo decir que lo que más, bueno…. no lo que más. En fin tenía unos ojos grandes y negros como la noche. De largas pestañas y nariz refinada. Su boca carnosa y grande. Sus ojos parecían despedir destellos mágicos. La línea de su rostro era la copia de algún retrato de Miguel Ángel, seguro que tenía descendientes europeos por su porte. En ese momento no controlé a nada, ni a nadie. Su cara quedó tan cerca, que solo tenía que bajar un poco para atraparle esos labios que parecían decir algo pero que yo no atinaba a oír. Me pegué más a ella y sin importarme el mundo la besé buscando la vida en ese beso. Ella pasó sus brazos por mi cuello y se entregó a sentir nuestros cuerpos en ese vaivén de la camioneta.

Ya habíamos recorrido bastante trecho y en una de esas que levanté la vista no encontré nada conocido. Ella seguía pegada a mí, aunque la camioneta se había vaciado en su totalidad. No quería pensar, solo quería sentir a esa mulata que con sus voluminosos senos atrapaban parte de mi pecho.

La camioneta llegó a su terminal y tuvimos que bajarnos. Fue cuando le pregunté al chofer si había un hotel cercano que no fuera de mala muerte y me indicó uno, que aunque modesto era decente. Sin mediar palabras, la mulata se sujetó a mi mano y se dejó llevar.

Lo que hicimos en ese hotel, jamás lo he podido repetir con ninguna mujer. Ella fue un delirio, una locura, una fiebre, que solamente da una vez en la vida y yo la viví con el ser más exquisito que tuve por unas breves horas…

-El que pregunte qué fue del maletín, hasta la fecha nunca supe dónde lo deje-




Carmen Pacheco
lasculpasylamuertedelamorii@hotmail.com
@Erotismo10
9 de octubre de 2015


jueves, 8 de octubre de 2015

LA NOTA....



Al despertar pude observar que no estabas en mi cama. Mi mano, en el afán de conseguir tu 
cuerpo encontró una nota del lado en el que te había dejado la noche anterior, luego de ese encuentro maravilloso, donde nuestros cuerpos, afiebrados de deseos, ocuparon toda la extensión del lecho y nos faltó espacio porque en ese desenfreno fuimos a parar al piso de un solo golpe. Nos vimos y seguimos allí dándonos amor y pasión, como nadie nos las había dado, desde hacía mucho tiempo. 

Aún retumban en mi mente tus palabras “Te quiero” “Te esperaba desde siempre” y yo callaba tu boca con besos fuertes y salvajes.

El tiempo fue nuestro aliado porque pudimos ponernos al día en esa noche. Nuestras almas se juntaron en un solo ser y nuestros cuerpos encontraron los sitios más amados y deseados por ambos. No hubo ni un pedacito de espacio por donde pudiera deslizarse un rayo de luz, en esos abrazos largos y eternos que nos dimos.

Recordé que mi cabellera estaba al viento, mientras cabalgaba ese potro brioso que aún eres. Parecíamos dos locos o adictos en pleno viaje estelar. Tus piernas me apretaban, como si no quisieras que me escapara, tonto de ti era lo menos que pasaba por mi mente. Aunque si de verdad les digo, no pasaba nada por ella. Mi cuerpo era manejado por los instintos carnales y lo único que veía era al hombre que siempre quise y desee en mi cama. Lo único que quería era poseerte y que tú te quedaras dentro de mí para siempre.

Mientras alargo mi brazo para tomar la nota, me doy cuenta que nunca supe en qué momento, mis prendas íntimas cayeron al piso. Las estaba viendo y solo me recorría un divino estremecimiento por el cuerpo y evoqué esa placentera sensación, cuando tus dientes rasgaban las prendas con tal voracidad que el solo recordarlo me excita.  

Al fin tomo la nota, no la quiero ver. Presagia una despedida, un hasta otro día, un adiós o un fue maravilloso encontrarte pero tengo que partir, mi esposa y mis cuarenta hijos me esperan. Fue un momento de angustia y dolor pero tenía que saber lo que habías escrito.

Lentamente la abro y quedando impactada leo que dice “Amor quédate en la cama voy por unos café y algo de comer. Necesito recuperar fuerzas porque esta mañana volverás a ser mía, igual que anoche. Te amo” Para siempre….





Carmen Pacheco
lasculpasylamuertedelamorii@hotmail.com
@Erotismo10
8 de octubre de 2015

miércoles, 7 de octubre de 2015

MIS PREGUNTAS Y TU SILENCIO....




Cuántas veces te he dicho lo que me gustas.

Cuántas veces me has preguntado si te quiero.

Cómo quieres que te explique que me muero por un beso.

Como quieres que te exprese este dolor de ausencia.


Por qué no te acostumbras a mis besos

Por qué no te animas a intentarlo

Por qué no me dices te amo

Por qué dejarlo


Tranquilo no te asustes por mis preguntas

Desde hace tiempo las has contestado

Es este terco corazón que no te olvida

Es esta piel que no entiende que me olvidaste.



Que si fuiste mío y yo fui tuya, eso ya quedó en el pasado.

Que demarqué cada centímetro de tu piel para que jamás olvides lo que es 

tener a una loba en tu cama, es muy cierto.

Solo me queda el consuelo que cuando yo te olvide, tú comenzarás a

 extrañarme.





Carmen pacheco
lasculpasylamuertedelamorii@hotmail.com
@Erotismo10
7 de octubre de 2015


UNA NOCHE DE PASIÓN BRILLANTE...






El cielo dejaba escurrir su manto de estrellas por toda la playa. Era un día muy especial, que solo ocurría cada cierto tiempo. Mercedes jamás supuso que sería testigo de un acontecimiento de la naturaleza y mucho menos de la forma en que lo disfrutaría.

Estaba vestida con un short negro y una hermosa blusa de seda, de tonalidad ocre. A cada envión de aire, la tela rosaba su piel blanca como la luna, con tanta delicadeza, que excitaba todo su cuerpo, hasta el punto de sentir gozo cada vez que esto ocurría.

Días atrás, su amiga Maritza le había presentado a un muchacho llamado Julián. Era alto y con una cabellera larga hasta los hombros, que daba la impresión que eran cuerdas de oro que guindaban de su cabeza. Ojos negros y ensoñadores. Sus labios amplios y seductores no dejaban que Mercedes le pusiera atención a lo que él le contaba.

Mercedes andaba en los veinticinco años y sentía que el tiempo se le iba de las manos. No había tenido novio, en el amplio sentido de la palabra, además era muy joven, según su madre. Una que otra conquista había tenido pero muy insípidas. Siempre les conseguía algún defecto y al final terminaba con la relación en un abrir y cerrar de boca. Su madre la llamaba la “Perfecta” y eso la hacía enojar.

No es que buscara la perfección hecha hombre pero por lo menos que se acercaran un poquito a su concepto de hombre enamorado y amante.

Esa noche había decidido disfrutar de la reunión y se instaló, con sus amigos a un lado del jardín para conversar y contarse los pormenores de la semana. Entre ellos estaba Francisco, al que siempre le había gustado Mercedes. Ella lo sabía pero lo prefería como amigo y no como novio. Ya le conocía su forma de ser y en verdad, no le atraía en lo más mínimo la forma yoista que acostumbraba tener con las conquistas que le conocía. Como amigo era un encanto fiel y leal a la amistad. Sin embargo, siempre dejaba escabullir una que otra frase romántica, cuando estaba junto a ella.

La noche llegaba a sus profundidades, cuando entró Julián al lugar. Los ojos de Mercedes se abrieron desmesuradamente y no fue capaz de disimular lo que sintió en ese momento pero fue tan rápido que ninguno de sus amigos se dio cuenta. Solo Él sintió el peso de su mirada al entrar.

Ya iban a dar las once de la noche, cuando Mercedes les dijo a sus amigos que se iría temprano porque al otro día viajaría por asuntos de estudios.

-¿Y por qué tan temprano te vas, si apenas comienza la noche?- oyó que le decían a sus espaldas. Al darse vuelta, él estaba tan cerca, que sus alientos se intercambiaron en el suspiro que dieron al verse uno al otro. Fue un momento mágico, pareció que el mundo se había detenido y que los únicos que respiraban en ese lugar eran ellos dos.

Mercedes reaccionó colocando sus manos en el pecho de Julián para alejarse un poco de ese calor que le trasmitía su mirada. No pudo dejar de palpar la dureza de su pecho y lo que esto la hizo sentir, de inmediato comenzó a temblar. Sus rodillas se le doblaban y agarrándose de una silla logró sentarse.

Era extraño pero nadie se percató de esa reacción y los demás continuaron la conversación. Julián si lo hizo y no le quitaba la mirada de encima a Mercedes. En un momento en que la charla de los muchachos se hizo mutis, él se sentó al lado de Mercedes y la invitó a caminar por la orilla de la playa para conversar -En verdad quiero conocerte- le dijo Julián. Ella también quería conocerlo más. Quitándose los zapatos emprendieron el camino hacia donde las olas van depositando sus anhelos y posiblemente una que otra esperanza de vida que termina entre las arenas blancas del lugar.

La conversación era muy amena. Reían de todo. Comprendieron que tenían muchas cosas en común. Se habían alejado del grupo y la noche los envolvió. Solo las estrellas observaban y brincaban de alegría al ver que alguien compartía con ellas esa noche maravillosa.

Era imposible dejar pasar la oportunidad de tocarse y sin pensarlo, un beso apasionado y sediento de lujuria, se resbaló hacia sus labios y cayendo a la arena se iban despojando de sus ropas. Ya estaban envueltos en las espumas del mar dejando salir sus ganas de amarse y éstas se desbordaban cual torrente de agua retenida en una represa.

Al rato de estar amándose, se dieron cuenta que sus cuerpos brillaban bajo la luz de la luna. Les pareció extraño verse resplandecer  pero a la vez pensaron que era una señal de que eran bendecidos por la naturaleza en ese momento de entrega por lo que siguieron amándose con más tranquilidad, en lo que quedó de la noche.

Es por eso que todos los años, en ese mismo mes vienen a la playa amarse a esa hora en que los seres mitológicos del mar se hacen presentes para participar de una entrega sublime de amor.




Carmen Pacheco
lasculpasylamuertedelamorii@hotmail.com
@Erotismo10
7 de octubre de 2015

jueves, 1 de octubre de 2015

LA ASAMBLEA DE MIS MUJERES...




En uno de esos días, de mucho ajetreo, las mujeres que habitan en mí decidieron reunirse para hacer una asamblea de emergencia. No hubo forma ni manera de persuadirlas para que la realizáramos en un lugar más adecuado, que en el que estábamos. Pensaran que estoy loca pero, aquel hombre que crea que él está con una sola mujer llámese esposa, novia, etc. está muy equivocado. Dentro de nosotras habitan innumerables mujeres, unas tienen más que otras, por cierto y todas tienen su personalidad y son esencia pura. Las “Tres caras de Eva” es poco para la realidad de la Mujer.

Hablemos de la Mujer hija: Ésta es una de las características en que muchos no entienden el comportamiento de sus mujeres, cuando buscan el apoyo o la aprobación, como lo harían con su padre. Ella, a veces necesita que le digas que la decisión que tomó fue la que tú tomarías, por ejemplo. Esa mujer necesita saber que la entenderás y perdonarás, las cuantiosas cosas que haga, de las que tú no estés de acuerdo pero que sabrás comprenderla por el amor que le tienes. Sólo un padre acepta nuestras debilidades y nuestros desaciertos. Nunca dije que fuera fácil.

Ahora la Mujer Madre: Es aquella que quiere controlar todo lo que haces, la que necesita cuidar, hasta del aire que respiras. La mandona y a veces implacable pero que en todo momento te recibe para acunarte entre sus brazos cuando las cosas no te salen bien pero eso sí, siempre dirá la frase que no quieres oír “Te lo dije”.

La mujer esposa: toda Mujer se casa con la intensión de sentirse abrigada y protegida. Es la que le gusta pasearse de brazo, ante las otras mujeres, con su hermoso marido, novio o lo que sea de ella. Lucirlo como un trofeo ante todas las lobas que, seguramente, lo asechan cuando ella da la espalda. No importa que no sea muy agraciado, basta con que tenga la etiqueta de “No disponible” para que empiece a gustarle a las otras mujeres.

La Mujer amante: Es la que siempre tiene en la mente, cómo quitarte la ropa y se las ingenia para buscarse un tubo y colocarlo en tu cuarto para hacerte el mejor show erótico que jamás hayas visto. Esa que, aunque tiene dos muchachos, se las idea para esperarte vestida y perfumada, con la esperanza de que no llegues muy cansado para que pueda sacar la loba que lleva dentro, que lo único que quiere es devorarte a besos y mordiscos delicados y dolorosos.

La Mujer compañera: La que siempre está a tu lado, apoyando tus inventos y trasnochos de todos los días. Aquella que te aguarda para oír cómo te fue en el trabajo. La que se alía contigo contra ese Jefe sin alma que no entiende que tú eres un soñador y que lo que él piensa es una porquería, con relación a tus ideas maravillosas. La que te prepara un traguito, en esos días en que andas de capa caída y manda a dormir temprano a los niños para poder compartir tus tristezas o frustraciones haciéndote sentir que no estás solo, que tienes una amiga para lo que sea y como sea.

La Mujer luchadora: Ella está entre todas las que asistieron a la Asamblea. Es la que comparte los ideales que llevas desde hace muchos años. Es la que se embragueta junto a ti para luchar por lo que piensas debería ser la vida en este planeta. La que, en los momentos de las vacas flacas, te hecha una mano para salir adelante con mucho amor.

Tienes la Soñadora: Es aquella que a veces la consigues en las nubes y es que tiene un sueño, que probablemente no pudo realizarlo cuando joven y siempre estará dándole vueltas en la cabeza. La que espera que su hombre la sorprenda con un detallito. La que sueña con un encuentro en la cocina, en el baño, en el sitio de la lavadora, en fin esos deliciosos encontronazos que acostumbrabas hacer cuando estaban recién casados o empezaban a convivir, cuando todo era lujuria, amor y travesuras.

La Mujer enamorada: La que te encuentra más atractivo que cualquier actor de cine. La que obvia tu pronunciada barriguita que ya se está notando cada vez más. La que ve por tus ojos y aprueba lo que decides. La que te dice “Si mi amor” sin ninguna clase de farsa. La que se acurruca en tu pecho para sentir el fuerte latir de tu corazón.

Existe la Intelectual: Cuántas veces te ha buscado para pedir tu opinión y aprobación de su trabajo. La que discute contigo sobre lo que ella lleva por dentro y deja que tu penetres a esas profundidades, que solo ella conoce.

Todas esas mujeres, entre vino y vino llegaron a una resolución. No piensen que les fue fácil tomarla, ya que cada una tenía una queja y muy valedera. Solo que se encontraron con un punto muy importante, al cual no le habían puesto atención y es que, al unísono cuando respiramos, se nos sale un leve suspiro por su presencia, por sus besos, por sus manos, por su voz ronca pegada al cuello, por esos ojos que desnudan en un solo momento. Porque aprendieron a reconocerse en los instantes más íntimos con tan solo un roce de piel. Es por eso que todas entendieron que, aunque eran legítimas sus rumias, no dejaban de ser eso quejas y que al no entenderlo dejábamos pasar el momento de un abrazo o de un beso sonoro. Llegando todas a la conclusión de amarte hasta que nuestros corazones dejen de sorprendernos de tanta fuerza y tantos deseos de ser el uno con el otro. Es una entrega sin miedos, sin temores, sin recuerdos. Es un Te quiero, Me quieres. Es por lo que el hombre y la mujer llegaron a este mundo, amarse el uno al otro.

Hombres nunca subestimen a una mujer, porque no somos una, somos legiones en una y si cualquiera de ellas no hubiese estado de acuerdo con la conclusión a la que se llegó en esta Asamblea, otro gallo cantaría.

Con amor para mis Mujeres…




Carmen Pacheco
lasculpasylamuertedelamorii@hotmail.com
@Erotismo10
01 de octubre de 2015