La noche cubría con su mágico manto negro, toda la extensión de la playa que mis ojos alcanzaban ver. Poco a poco iban apareciendo pequeños destellos que formaban figuras interesantes en el cielo. Sólo se oía el ruido que hace el mar, al besar tímidamente sus arenas húmedas por pocos momentos para luego regresar a sus aguas y dejar que otros puedan acariciar y depositar su esencia en ella.
A lo lejos se oye
una melodía acompañada de tambores. Los amigos se había ido acostar algo temprano
ya que las actividades de la mañana habían sido intensas. Yo no podía conciliar
el sueño, aún sentía una chispa de energía que recorría mi cuerpo. Entonces me
escabullí hacia un tronco que había dejado la marea, la noche anterior. Parecía
ser parte de algún naufragio. Llevaba tallado una especie de imagen en la
punta.
Con ese escenario
y un trago en la mano, me puse a detallar lo que el mar había arrojado de sus
profundidades y no solo era un tronco, también estaba en la orilla una vasija
que resplandecía con los rayos de la luna, cada vez que el mar lo abrazaba. Me
levanté y lo tomé para averiguar de qué se trataba. Supuse que era un tarro para tomar alguna bebida exquisita. Aún
permanecía en su relieve, detalles de algún trabajo de orfebrería. Mi mente se
puso a imaginar de qué época sería dicho objeto y adentrándose más la noche oí
cuando alguien dijo:
-Señor, disculpe
que le interrumpa pero el Timonel avisa que, a poca distancia, algo sobre sale
del mar y pregunta qué hacer. El Capitán estaba durmiendo. A su lado, sobre su brazo
descansaba una hermosa mujer. Estaba claro que esa noche habían aprovechado la
tranquilidad del mar para disfrutar de los placeres del amor.
Rufino –Espero que
si me vienes a despertar a estas horas es porque aprecias tu cabeza sobre tu
cuello- Respondió el Capitán.
Claro mi Capitán
–dijo Rufino- jamás osaría molestarlo en sus horas de descanso – esto lo decía
mientras le daba una mirada a la mujer que estaba en la cama como Dios la mandó
al mundo. Ella, al percibir su mirada, coquetamente se cubrió con las sábanas. -En
verdad yo no quería venir pero el Timonel me dijo que era, sumamente importante
que usted lo supiera. Diciendo esto, se volteó para retirarse, no sin antes
mirar de reojo, otra vez, la silueta que dibujaba el cuerpo de la mujer, bajo
las sábanas. Cerró rápido y subió a la cubierta, dejando por sentado que su
jefe subiría inmediatamente.
El Capitán se
demoró y cuando lo hizo, ya no había
nada qué hacer. El encontronazo fue fuerte. Habían chocado con unos restos de
barco que, años atrás fueron atacados por una pequeña flota de Piratas. Éstos
estaban haciendo de las suyas en esos tiempos, contra cualquier buque que se
encontrara en el mar.
El trompazo fue
tan fuerte que le hizo un hueco al casco entrando de inmediato el agua e
inundando la parte de abajo del barco “Fortinacho”, nombre que le habían dado
porque parecía imposible que pudiera ser destruido por cualquier tipo de barco.
Sin darle tiempo a
dar alguna orden, el Capitán salió volando tan rápido, que se perdió entre las grandes olas, los restos de
su barco y del naufragio.
La tripulación del
barco luchó por evitar que se hundiese su nave pero fue infructuoso lo que
hicieron. Poco a poco se lo fue tragando el mar para así formar parte, del cementerio
de los barcos, como así llamaban el lugar.
La marea había
subido y me desperté, cuando el agua besaba mis pies. Me levanté y con mi
trofeo marino fui a la habitación donde estaba la chica con quien había llegado
al lugar.
Al entrar al
recinto, éste se encontraba a media luz. Cuando mis ojos se acostumbraron al
lugar, sólo resplandecía esa tela blanca que cubría el hermoso cuerpo de esa
mujer que me cautivó. Fue casualidad o
coincidencia pero la sábana se le fue escurriendo hacia el suelo y me iba
dejando ver su hermoso cuerpo desnudo. Su melena cubría parte de mi almohada. Por
un momento me alivió el no estar en alta mar, con una amenaza de choque marino.
Solo habría un encontronazo con esa deliciosa sirena, que esperaba la hiciera
mía, otra vez.
Carmen Pacheco
lasculpasylamuertedelamorii@hotmail.com
@Erotismo10
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13
de octubre de 2015
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