martes, 20 de octubre de 2015

MIS DEDOS SOBRE TUS LÍNEAS...






Pedro había ido a visitar a su amigo, el artista, como acostumbraba llamarlo, cuando a él se refería. Franceh era su nombre artístico. Nunca quiso que lo llamaran por el que aparecía en su Acta de Nacimiento. Decía que le robaba el “Caché” a su imagen.

Habían pactado verse hace tres semanas y hoy era el día del encuentro. Franceh vivía en uno de los mejores suburbios del lugar. Su talento era ser un escultor, preferiblemente del cuerpo humano. Había tenido mucho éxito en sus exhibiciones, sus obras se vendían como pan caliente. Eso lo llevo a comprar una majestuosa casa, con paredes de cristal y pintada toda en blanco. Habían obras suyas por todos los rincones, una más seductora que otra.

En la piscina había colocado una sirena muy hermosa. La modelo que le sirvió de inspiración lo había dejado muy conmocionado. Fueron días con sus noches de delirio y trabajo. Siempre le hizo el amor en el agua, con la excusa de que así se podría concentrar en lo que haría y es por eso que la colocó, a la escultura, como si emergiera del agua. Franceh era muy detallista. Su Musa tenía un par de hermosos pechos que lo llevaron a plasmarlos, lo más parecido posible en su obra. Sin olvidar sus celestiales pezones, se los puso, un tanto más exagerados e hizo que el agua de la fuente pasara sobre ellos para así estimular la imaginación del que la viera. Su piel quedó como si estuviera algo erizada por el frío. Eran unos senos, que parecían estar a punto de salir volando del agua.  

Pedro había pasado unos meses triste por un corazón roto, el de él pero pensó que ya era la hora de olvidar y dedicarse a lo que le gustaba, que era la música. Fue por eso que quería conversar con su amigo para ver si en una de sus exhibiciones podía llevar a su banda y amenizar la velada.

Franceh lo hizo pasar y le pidió que lo esperara mientras se vestía. Entrar a la sala de esa casa, lo entretuvo todo el tiempo que tardardó su amigo. Siempre había una escultura nueva en algún rincón. En eso miró hacia la chimenea y se encontró con dos seres entrelazados en pleno acto sexual. El hombre sujetaba por la cabeza y las caderas a la chica, mientras ésta le acariciaba el rostro, a punto de encontrarse con la boca de él que estaba entre abierta. Se podía ver cómo salían sus lenguas buscando saciar las ganas de un beso prohibido y lujurioso. La penetraba con fuerza. Se podía notar en la tensión de sus músculos y el gesto de ansias en su rostro. La cabellera de la joven caía, cual cascada sobre la alfombra. El rostro de ella era de placer, como cuando en verdad han penetrado su alma por completo.

Poco a poco se fue acercando y recorriendo por varios ángulos la visión que tenía delante de él. Sus ojos no podían dejar de ver esos hermosos cuerpos en plena escena de amor. Todo él temblaba, sus ganas crecían y sus manos sudaban mientras posaba la yema de su dedo en los senos de la joven. Frotando suavemente su perfilado seno fue deslizando su mano por todo su cuerpo y fue un éxtasis completo al llegar al encuentro de esos dos géneros que en completa humedad se entregaban uno al otro. No pudo evitar llegar a un orgasmo de placer. Cerró sus ojos, mientras sentía el corrientazo que abría el torrente que recorría su pierna de una forma cálida y fuerte y dejó salir un suspiro de gusto al mismo tiempo. Dejándose caer sobre el sofá más cercano para poder disfrutar esa deliciosa sensación que lo invadía.

No pudo quedarse mucho tiempo en ese estado de trance. Sintió los pasos de su amigo, que se acercaban rápidamente y tuvo que aparentar normalidad. No fue fácil porque aún mantenía en alto el fuego que recorría cada poro de su cuerpo tras semejante experiencia. Mientras se estrechaban las manos, éste le preguntó – ¿Y qué te parecieron mis amantes?- -¿Verdad que incitan al sexo?-  Pedro no podía contestarle pero asentó con su cabeza. Cuando pudo le dijo que eran una visión Erótica hecha realidad. 

Franceh había hecho una obra de arte que la denominó “Los amantes” y la colocó frente a la chimenea, de manera que por cualquier ángulo que los veas, en ese instante, los encontrarás disfrutando de su amor. 



- Creo que logré lo que quería, ¿qué piensas? Pedro entendió que su amigo se había consagrado en la escultura, definitivamente. Se sentaron a tomar un trago, mientras éste le comentaba lo bueno que era haciendo cuerpos en frenético ardor y le relataba la experiencia que tuvo con sus “Amantes”





Carmen Pacheco
lasculpasylamuertedelamorii@hotmail.com
@Erotismo10
20 de octubre de 2015


No hay comentarios:

Publicar un comentario