Pedro había
ido a visitar a su amigo, el artista, como acostumbraba llamarlo, cuando a él
se refería. Franceh era su nombre artístico. Nunca quiso que lo llamaran por el
que aparecía en su Acta de Nacimiento. Decía que le robaba el “Caché” a su
imagen.
Habían pactado
verse hace tres semanas y hoy era el día del encuentro. Franceh vivía en uno de
los mejores suburbios del lugar. Su talento era ser un escultor,
preferiblemente del cuerpo humano. Había tenido mucho éxito en sus exhibiciones,
sus obras se vendían como pan caliente. Eso lo llevo a comprar una majestuosa
casa, con paredes de cristal y pintada toda en blanco. Habían obras suyas por
todos los rincones, una más seductora que otra.
En la
piscina había colocado una sirena muy hermosa. La modelo que le sirvió de
inspiración lo había dejado muy conmocionado. Fueron días con sus noches de
delirio y trabajo. Siempre le hizo el amor en el agua, con la excusa de que así
se podría concentrar en lo que haría y es por eso que la colocó, a la escultura,
como si emergiera del agua. Franceh era muy detallista. Su Musa tenía un par de
hermosos pechos que lo llevaron a plasmarlos, lo más parecido posible en su
obra. Sin olvidar sus celestiales pezones, se los puso, un tanto más exagerados
e hizo que el agua de la fuente pasara sobre ellos para así estimular la
imaginación del que la viera. Su piel quedó como si estuviera algo erizada por
el frío. Eran unos senos, que parecían estar a punto de salir volando del agua.
Pedro había
pasado unos meses triste por un corazón roto, el de él pero pensó que ya era la
hora de olvidar y dedicarse a lo que le gustaba, que era la música. Fue por eso
que quería conversar con su amigo para ver si en una de sus exhibiciones podía
llevar a su banda y amenizar la velada.
Franceh lo hizo
pasar y le pidió que lo esperara mientras se vestía. Entrar a la sala de esa
casa, lo entretuvo todo el tiempo que tardardó su amigo. Siempre había
una escultura nueva en algún rincón. En eso miró hacia la chimenea y se
encontró con dos seres entrelazados en pleno acto sexual. El hombre sujetaba
por la cabeza y las caderas a la chica, mientras ésta le acariciaba el rostro,
a punto de encontrarse con la boca de él que estaba entre abierta. Se podía ver
cómo salían sus lenguas buscando saciar las ganas de un beso prohibido y
lujurioso. La penetraba con fuerza. Se podía notar en la tensión de sus
músculos y el gesto de ansias en su rostro. La cabellera de la joven caía, cual
cascada sobre la alfombra. El rostro de ella era de placer, como cuando en verdad han penetrado su alma por completo.
Poco a poco
se fue acercando y recorriendo por varios ángulos la visión que tenía delante
de él. Sus ojos no podían dejar de ver esos hermosos cuerpos en plena escena de
amor. Todo él temblaba, sus ganas crecían y sus manos sudaban mientras posaba la yema de su dedo en los senos de
la joven. Frotando suavemente su perfilado seno fue deslizando su mano por todo
su cuerpo y fue un éxtasis completo al llegar al encuentro de esos dos géneros que
en completa humedad se entregaban uno al otro. No pudo evitar llegar a un
orgasmo de placer. Cerró sus ojos, mientras sentía el corrientazo que abría el
torrente que recorría su pierna de una forma cálida y fuerte y dejó salir un suspiro
de gusto al mismo tiempo. Dejándose caer sobre el sofá más cercano para poder disfrutar esa deliciosa sensación que lo invadía.
No pudo
quedarse mucho tiempo en ese estado de trance. Sintió los pasos de su amigo, que se acercaban rápidamente y tuvo que aparentar normalidad. No fue fácil porque aún mantenía en alto el fuego que recorría cada poro de su cuerpo tras semejante experiencia. Mientras
se estrechaban las manos, éste le preguntó – ¿Y qué te parecieron mis amantes?-
-¿Verdad que incitan al sexo?- Pedro no
podía contestarle pero asentó con su cabeza. Cuando pudo le
dijo que eran una visión Erótica hecha realidad.
Franceh había hecho una obra de arte que la denominó “Los amantes” y la colocó frente a la chimenea, de manera que por cualquier ángulo que los veas, en ese instante, los encontrarás disfrutando de su amor.
- Creo que logré lo que quería, ¿qué piensas? Pedro entendió que su amigo se había consagrado en la escultura, definitivamente. Se sentaron a tomar un trago, mientras éste le comentaba lo bueno que era haciendo cuerpos en frenético ardor y le relataba la experiencia que tuvo con sus “Amantes”
Franceh había hecho una obra de arte que la denominó “Los amantes” y la colocó frente a la chimenea, de manera que por cualquier ángulo que los veas, en ese instante, los encontrarás disfrutando de su amor.
- Creo que logré lo que quería, ¿qué piensas? Pedro entendió que su amigo se había consagrado en la escultura, definitivamente. Se sentaron a tomar un trago, mientras éste le comentaba lo bueno que era haciendo cuerpos en frenético ardor y le relataba la experiencia que tuvo con sus “Amantes”
Carmen
Pacheco
lasculpasylamuertedelamorii@hotmail.com
@Erotismo10
20
de octubre de 2015
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