Al ver la vida que llevan estos seres, en ese
pequeño espacio, me dan ganas de que alguien me ayude a entender, por qué los
humanos nos complicamos tanto con ese soplo de energía que nos fue dado para
disfrutar, gozar, reír, entender, perdonar, aceptar, atreverse, comulgar,
bailar, soñar, en pocas palabras VIVIR.
Se nos
va, ese pequeño pero muy importante soplo de vida en hacer cosas, completamente
distintas a lo que queremos. Nos perdemos la oportunidad de descubrir que sí
podemos arriesgarnos, aunque tengamos alguna discapacidad o seamos ya mayores,
en edad pero no en espíritu.
Nos olvidamos
de abrazar, de besar, de acunar, de sonreírle al que pasa a tu lado, aunque te
vean con mala cara. Dejamos de sorprendernos, aunque lo que tenemos delante de
nosotros haya sido para deleitarnos la vida. Nos olvidamos que vivimos.
Dejamos
de jugar, de hacer bromas sanas con nuestros amigos, si nos quedan, o con
nuestra familia. No permitimos bromas de los demás y mucho menos a costillas
nuestras. Cuando deberíamos ser los
primeros en reírnos de nosotros. Porque somos tan humanos y cometemos cada
error, que no convendría levantar la mano para acusar o señalar a nadie, que no
sea a nosotros mismos.
Comenzamos
amar, con ese sentimiento que es transmitido por nuestros padres, en los besos,
los mimos. Ese calor que nos transfieren con sus cuerpos, con sus ojos y con
esas carcajadas que dan, cuando decimos algo ingenioso para nuestra edad. Es allí cuando conocemos
el amor. Luego, con el pasar del tiempo, nuestro cuerpo va transformándose y
esas glándulas empiezan a dar dolor de cabeza ¿por qué? Simple… somos como la
mariposa que se transforma. También sufrimos o realizamos, sonaría mejor, un
cambio de niño o niña a hombre o mujer. Nos enamoramos con tal pasión que
siempre decimos que jamás volveremos amar como la primera vez y en mi criterio,
eso no es cierto. Cada vez que sientes algo por una persona, siempre es
distinto. Tiene su fuerza y vida propia porque que nada es igual,
constantemente estamos cambiando. Somos energía pura y la energía no permanece,
se transforma.
Es por
eso que no entiendo por qué llegamos a la situación de no aprovechar lo que se
nos ofrece en este momento en que yo escribo y tú lees. La vida es tan frágil,
tan corta, tan hermosa. Es como una niña o un niño que camina sobre una cuerda
floja, sin pensar, solo sintiendo el placer de lo nuevo, de lo peligroso. Ese
algo que incita a seguir caminando cuantas cuerdas se les ponga en el camino. Solo
cuando vemos hacia abajo, es en ese momento que dejamos de vivir.
Particularmente
me encanta el sonido que hace la lluvia, cuando cae sobre un techo de zinc,
como antes cuando era pequeña. Ese sonido me invita a recorrer innumerables
caminos de fantasías. Cuántas veces ha llovido y hemos oído el golpear del agua
y por la prisa de esta forma de vida que llevamos, no la tomamos en cuenta y no
entendemos que el momento se nos pasó para volver a soñar.
La gota
que se posa sobre la hoja y que a través de ella podemos ver cómo aumenta su
superficie, me sorprendió. Quería capturar el rojo de la flor, que bañada con
la lluvia, me mostraba el ardor de los amores del alma. Sin percatarme de que
había un ecosistema en esa hoja, que hacían vida juntos y disfrutaban de ello. Esas
son las maravillas que nos ofrece el Creador y nos la coloca frente a nuestros
ojos y no nos damos cuenta, porque somos tercos y ciegos. Qué sería de nosotros,
si tomáramos como ejemplo ese pequeñísimo mundo. Pienso que viviríamos más
felices, más acorde con nuestra naturaleza.
Hoy me
tocó el tema de la reflexión. No pienses que es para ti solamente, no. Yo estoy
viendo la biga que tengo en mi ojo y quisiera cambiar tantas tonterías que uno
hace en honor a un Yo estéril.
Hay que
vivir y sonreír lo más que se pueda para cuando tengas que irte, te agarre con
una expresión de felicidad en tu rostro y de ese modo, todos te recordarán de
una forma más agradable.
No intentes
comprender al mundo y mucho menos complacerlo, se te irá la vida en ello y no
lo lograrás. Somos humanos y como tal, ni nosotros mismos nos comprendemos.
Ama y
ríete de la vida, que lo demás vendrá en la siguiente carcajada.
Sé feliz…
Carmen Pacheco
lasculpasylamuertedelamorii@hotmail.com
@Erotismo10
14 de octubre de 2015
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