domingo, 27 de diciembre de 2015

DIEZ SECRETOS DE NAVIDAD…





Sexta Confesión.


LA DECISIÓN DE FREDY…

Empezó a pegar frío en el lugar pero eso también lo habían tomado en cuenta los amigos y se pusieron sus abrigos. Todos reían y comentaban las confesiones que sus compañeros habían hecho.

No se habían percatado que en la ventana de la casa del otro lado, los habían estado escuchando. Habían alcanzado a oír la segunda confesión. Algunas vecinas, se llamaron entre sí para que acudieran donde Flor, la vecina de Milagros, por que allí estaban relatando cuentos depravados y eróticos, los amigazos de la vecina. A donde Flor llegaron las vecinas chismosas con sus maridos y novios. Al saber de qué se trataban los cuentos decidieron acompañarlas, con la excusa de que era muy tarde y por supuesto peligroso. Así que cuatro parejas se habían acomodado, también, del otro lado de la casa y con los ojos bien abiertos esperaban el siguiente relato.

Entre ellos estaba una pareja que habían decidido no tener relaciones, hasta que no estuvieran casados. Querían llegar, al altar, puros y castos. En la tercera confesión, todos sus buenos propósitos se habían hecho humo. El novio mientras oía a Luis, relatando que su maestra se bajó sus bragas sentada delante de él, empezó acariciar, como al descuido, los senos a su novia. Ésta estaba tan sumergida en la narración que se dejaba manosear. A medida que seguían los hechos, ella sintió un delicado susurro en su bajo vientre y fue tan suave, como cuando una mariposa se posa sobre una flor abierta para probar su néctar y se entregó a lo que estaba sintiendo. Cuando la maestra se tocaba acercándose a Luis, la chica sintió un ardor tan fuerte que le llegó hasta el alma y aferrándose a las caderas de su novio imitó el delirante movimiento que él hacía volviéndose un ritmo acompasado y eterno que los llevó a la gloria. No contaban con que el estar esperando para tener intimidad, ésta podría quebrarse en un segundo, como había ocurrido. Los vecinos en silencio esperaban que escogieran al siguiente narrador.

Franck se levantó y agitando la lata con los nombres sacó el siguiente en relatar su confesión jamás contada. Con un gesto de euforia llamó a Fredy para que se colocara en el lugar indicado.

Cónchale Fredy -¡Al fin vamos a saber algo de ti!- Dijo Raúl riéndose. Se sirvieron otros tragos y se dispusieron a oír al compañero.

Del otro lado de la casa, donde estuvo la pareja, aquella que volvió a descubrir su sexualidad, lamentablemente el sueño los venció. Fueron muchas emociones en una noche. Solo las cuatro parejas del otro lado de la casa, las que estaban como león al asecho.
Fredy se paseó un rato por el lugar sin decir palabra alguna. Se veía que le costaba sacar        ese fantasma que lo perseguía desde hacía años.

Dándose valor comenzó de esta forma:

- Yo vivía del otro lado de la ciudad. Mi infancia no fue muy saludable que se diga. Mi madre se drogaba y mi padre era un borracho maltratador. Desde muy pequeño sentí la furia de esos brazos en mi cuerpo. Mi madre, no podía hacer nada, porque siempre estaba drogada, en su mundo y ni cuenta se daba de lo que les pasaba a sus tres hijos. Así, que fui creciendo buscando la manera de proteger a mis hermanitas de esos dos que nos tocó como padres. No era fácil, yo apenas era un niño. Hubo noches en que me llevaba a las niñas para algún rincón de una plaza y nos quedábamos allí hasta que amanecía, de esa forma pensaba que ya se le habría quitado el efecto del alcohol y no estaría agresivo. Unas veces la pegaba y otras, que eran más, no.

El tiempo pasaba y no nos llevaban a la escuela, así que empecé a buscar la manera de aprender algo por mi cuenta y viendo cómo lo hacían las demás personas fui enseñándoles a mis hermanas las letras y otras cosas más. De la misma manera como yo crecía, mis hermanas también y se iban transformando en jovencitas muy bonitas. Para nuestra desgracia, nuestro padre también se dio cuenta de eso y empezó acercarse más a ellas.
Yo todavía era un mocoso pero estando en las calles y supe de algunas cosas malas que gente como él hacían y empecé hacerle casería y alejarlas cuando veía que estaba muy amable con ellas.

Pero yo no podía quedarme todo el tiempo cuidándolas y una mañana en que fui a buscar algo para que comiéramos, como un animal sucio y maloliente se escabulló a sus cuartos y sin que nadie pudiera ayudarlas, porque les prohibió que gritaran, bajo amenaza de golpearlas, abuzó de ellas.

Cuando llegué a la casa, feliz porque había logrado encontrar unos cuantos panes y queso, que el panadero me dio por mi trabajo, fui a buscarlas y las encontré llorando y traumatizadas y en medias palabras  entendí lo que había pasado. Lloramos juntos abrazados y les juré que no volvería a suceder.

Al otro día hice como si me iba para la calle a buscar, nuevamente comida pero en realidad, le di vuelta a la cuadra y me llegué a la casa sigilosamente. Ya el animal estaba esperando el momento oportuno para volver atacarlas. Les había dicho a mis hermanas que se salieran por la ventana y que me esperaran en la plaza, donde tantas veces dormíamos. Cuando lo vi entrar al dormitorio de las niñas, le di un empujón y cayó al suelo. -No me estoy excusando amigos- pero no tenía otra forma de salvar a mis hermanas y con un tubo que tenía escondido, de un solo golpe le rompí la cabeza, quedando éste tirado en el suelo y con un chorro de sangre que inundaba la habitación. Le revise los bolsillos para ver si traía dinero y al conseguirlo me fui corriendo a donde estaban ellas.

De allí en adelante nos escapamos hacia otra ciudad. Trabajamos y logramos estudiar. Ellas buscaron ayuda profesional y hasta el sol de hoy cada quién hizo su vida tratando de no imitar lo antes vivido.

Al volverme hombre me enamoré de una chica hermosa, tanto por dentro como por fuera y la hice mi esposa. Una noche tuvimos una discusión acalorada y la abofetee muy fuerte. Sentí que salía ese hombre al que yo había matado en mi infancia y le pedí mil disculpas pero ella no las aceptó y me dejó.

Hoy estoy en terapia luchando con esa bestia que heredé de mi padre. De eso hace algún tiempo y pienso que lo estoy superando.

-Terminando de narrar su confesión, se sentó y se tomó un trago hasta el fondo con la esperanza de que todo hubiese sido un sueño.

Esa confesión fue completamente distinta a todas las que hemos dicho- Comentaron. Pienso que es la más fuerte e importante porque se trata de un problema que viven algunos niños en el mundo. Esperamos que al abrirte con tanta sinceridad ante tus amigos, hayas logrado exorcizarla de una ver por todos. –Acotó Soledad, con lágrimas en los ojos.

Esta confesión no resultó ser como las anteriores, con ese tilde de erotismo y pasión pero los que allí estaban reunidos, son los que deciden qué necesitan sacar de sus almas para poder seguir con sus vidas. Fredy ha llevado sobre sus hombros la violación de sus hermanas y el asesinato a su padre. ¿Quién podría juzgar en este caso a un niño que quiso defenderse de un ser lleno de maldad?

Con esta confesión, nos faltan cuatro. Sígueme que lo que viene está lleno de muchas sorpresas…



Carmen Pacheco
lasculpasylamuertedelamorii@hotmail.com
@Erotismo10
27 de diciembre de 2015





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