El silencio se ha vuelto
carne.
Una extraña sensación se
apodera de mi cuerpo.
El roce de la cama es
inaguantable.
El espacio en ella es
inmensurable.
De reojo me asomo y te veo
cabalgando.
Mis manos se sujetan al
hierro.
Tu cuerpo se mese entre mis
piernas.
Volteas y miras esperando mi
regreso.
En el ambiente emerge el
fuerte aroma de tus besos.
Se oye el crepitar de las
sábanas a la distancia.
Me entran ganas de participar
en ese delirio.
Un quejido sale de mi pecho,
te ha sentido.
Somos dos las que percibimos
tu dulzor.
Ambas, en el distante sentir
de tu cuerpo
Y en el recuerdo de tu
aliento disfrutamos de este amor.
Ella voltea hacia mí y en
nuestros ojos se reconoce ese extravío de complicidad.
Los cuerpos aceleran el paso.
Tus dedos no alcanzo a verlos.
Sus ojos se cierran, mientras
un mantra retumba en la habitación.
¡Sí,
Sí, Sí!
Quedaste impregnado en las
paredes de mi alma.
No te recuerdo, solo está tu
esencia hecha vida en mi piel.
Carmen Pacheco
Lasculpasylamuertedelamorii@hotmail.com
@Erotismo10
6 de enero de 2017
No hay comentarios:
Publicar un comentario