El
mundo se ha acostumbrado a encasillar el tiempo.
Los
años que van pasando.
Nos
dejan experiencias de lo vivido.
Soy
de las que con pinza atrapan y eterniza.
Aquellos
que me permitieron gritar lo sentido.
Cuando
joven no tenía experiencia en el amor.
A
mediana edad pensaba que me las sabía todas.
Hoy
en la madurez de mis uvas.
Siento
que estos son los mejores años de mi vida.
Mi
cuerpo era enervante. Carnes duras, piel sedosa.
Mis
senos mantenían su altivez ante la vida.
Mi
agilidad era la de una gata sobre el tejado.
Mi
boca se creía experta a la hora del beso.
Qué
ingenua.
Hoy
me doy cuenta, que la experiencia acumulada.
Le
da paso a la tonicidad para mostrar lo aprendido.
Permitiendo
el gozo del amor y sus encuentros.
El tiempo me dejó tantas marcas.
Pienso que son las suficientes para enseñarte.
Que
no hay madurez si no la compartes.
Carmen Pacheco
@Erotismo10
24 de enero de 2017
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