Su
falda levanté y sus piernas se mostraron tersas e insinuantes.
Llevaba
unas braguitas de color negro, que se ceñían a su cuerpo mostrando con agresión
su sexo en todo su esplendor.
Mis
manos apresaron sus caderas que inquietas se movían.
Mi
rostro fue a parar a ese manjar que se me ofrecía llenándome de su olor dulce
como una catalina.
Era
como una visión su vientre dibujado entre blondas y encajes.
Mostraba cómo se puede aprisionar un manjar jugoso y encarnado.
Fue
imposible no buscar el jugo delicioso que hacía brillar sus partes.
No
pude dejar de sentir esa piel tan delicada y tersa que sobresalía de los
tejidos de la prenda.
Ella
tuvo que sostenerse con el marco de la ventana.
Mis
arremetidas eran feroces. Era imposible dejar de sentirla.
Mis
dientes la aprisionaron, mi lengua la saboreó y dejando caer ese elixir de amor
que me brindaba, mi locura se desencadenó. en un concierto de gemidos
delirantes mientras me sentía un vasallo de su ser.
Fueron
mis colmillos quienes desgarraron la prenda.
Fue
mi lengua quien lamió su herida.
Fue
mi boca que la hizo suya.
Fue
mi cuerpo quién sintió la sacudida.
Ahora
en un momento de serenidad.
Tirados
en el suelo te acaricio el cuerpo.
Mis
manos no paran de transitar
Por
esas elevaciones, curvas y profundidades.
De
las que fui su dueño.
Comienzas
a temblar.
Yo
respondo a tu calor.
Nos
unimos en un loco amor.
Y volvemos a sentirnos con
más fuerza
P.D.
Espérame con la braga de blonda y encajes.
Carmen
Pacheco
@Erotismo10
23
de enero de 2017
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