Aquí me encuentro buscando
cómo sacarle música a mi letra. Jugo a mi manzana y sonrisa a esa mueca.
Nadie puede decirme cómo se
rige un corazón que ha encontrado un asidero, cual horma exacta a mis deseos.
Es como aquella ave que anda
errante y de repente consigue un nido y se queda allí tratando de descansar de
ese viaje tan fuerte y adolorido.
Es como esa abeja que pierde
la dirección y se topa con otro panal repleto de miel, que lo incita a
permanecer hundido.
No importa cuán lejano esté
el sentimiento.
Si mi alma lo percibe.
Qué se puede esperar si se me
ofrece agua dulce y cristalina para calmar años de aridez.
Son cosas que le puede pasar
al más pintao y por eso no debe sentirse nadie triste o humillao
Porque al fin y al cabo, el
amor está para el que lo necesite, no para el que esté antojao.
Vuelen gaviotas de mi vida
Bailen esa danza de amor
indescriptible
Sientan cómo les acarician el
alma
Vuelvan a vivir lo imposible.
Regálame un beso de esos
labios tentadores.
Quiero tu saliva pecadora.
Siembra en mi vientre muchas
rosas.
Vuélvete conquistador sin
demora.
Que temblando estoy aquí
esperando.
Ese tímido roce de tu boca.
Ansiando que vuelen las
mariposas.
Para ver si descansa este
vientre que te añora.
Carmen Pacheco
lasculpasylamuertedelamorii@hotmail.com
@Erotismo10
10 de enero de 2017
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