Mi
boca no emite sonido.
Sólo
mi yo interno grita.
Tus
besos se diluyen en mi cuerpo.
Alimentando
de lujuria cada poro que se excita.
Esas
manos saben muy bien enloquecerme.
Es
tu boca hambrienta la que me estimula.
Son
mis gritos mudos los que te enamoran.
Es
mi sexo que se enerva con tu solo encuentro.
Tú
delineas mi presencia en el breve impulso de tu arrebato.
Yo
trasciendo de amor a mi gusto.
Nadie
habla, todo es silencio.
Son
dos almas encontradas en un buen momento.
Esa
lágrima que moja tu mejilla.
Es
la respuesta a lo que siento.
No
te preocupes mi amor.
Es
un bautizo que te hace mi yo en el momento.
Carmen
Pacheco
@Erotismo10
25
de enero de 2017