domingo, 10 de diciembre de 2017

CAMBIANDO DE PIEL...




Hoy Graciela amaneció con la piel áspera, no entendía el porqué de tanta dureza. Dónde ayer había existido suavidad y tonicidad, hoy había agresividad y fiereza.

Sin abrir los ojos, se estiró sobre la cama, para aflojar los músculos y sintió que estaba sobre cáscaras secas. Sentía picazón por las coyunturas por entre los dedos de las manos. Era como si hubiese comido palomitas de maíz y las migajas estuvieran en la cama.

Abrió los ojos y buscó en sus brazos. Observó que estaba en un proceso de cambio de piel. Parecía como si hubiese quedado expuesta a mucho tiempo bajo el sol.

Toda ella semejaba una mandarina con la cáscara cuando la están pelando. Sus orejas se veían secas y agrietadas, le dio miedo seguir observando.

Las piernas se las tocó y una lija, en ese momento era suave al tacto. Sus rodillas imitaban las de un niño que había estado arrastrándose en la tierra.

De la espalda caían hojuelas de piel sobre la cama.

Se puso frente al espejo para tener una mejor visión.

Sus senos perdían piel, como cuando se le cae la corteza a un árbol. También sus pezones estaban agrietados. No era una hermosa escena, podríamos decir que era Dantesca.

Graciela comenzaba a inquietarse y abriendo las piernas, el espejo le devolvió la imagen de una vulva árida y seca. Fue cuando dio un grito de angustia.

No había nadie en la casa. No podía mostrar a su compañera de apartamento lo que le estaba pasando
¿A quién decirle?

Sus redondeadas nalgas estaban en la misma situación, cuando caminaba veía cómo se le iban cayendo trozos de piel muerta.

Comenzó a llorar estaba desesperada. Imaginaba que se había contagiado de alguna horrorosa enfermedad.

Intentó controlarse para poder pensar, qué era lo que estaba pasando con su cuerpo.

Fue cuando recordó, que la noche anterior había tomado una fuerte decisión pero no entendía qué tenía que ver eso con lo que le estaba pasando.

Un poco más serena y sin atrever a tocarse recordó haber pedido sanar su alma y su cuerpo, dado que había terminado con una relación, que definitivamente no era para ella y no podía quitarse de la mente y de su alma ese sentimiento, que la había llenado por un tiempo de momentos hermosos y por eso era infeliz.

Esa noche anterior, había llorado, suplicado e implorado amanecer con un pensamiento y vida completamente distinta. –Pero ¿tendría algo que ver eso con lo de su cuerpo?

Y se dio cuenta que no recordaba el nombre de aquella persona, a la que tanto había amado. Ya no sentía el paso de su mano por su cuerpo. Sus oídos habían dejado de percibir su alma. Fue entonces que se levantó de la cama con una enorme sonrisa en su rostro y dio gracias por haber obrado tan rápidamente en su vida y su desesperación.

Mientras caminaba por su habitación, llena de gozo,  volvió a pasar frente al espejo y al descuido volteó para verse y lo que vio la paralizó. Su cuerpo entero ya no estaba como siempre. La tersura de su piel no era la misma de la noche anterior, había un brillo diferente. Escudriñó cada parte de su hermosa piel y toda ella era de una suavidad completa. Por supuesto que volvió abrir sus hermosas piernas y observó que sus labios estaban tan rosados y tersos como los de una adolescente.

Graciela había pedido sacar de su alma y de su cuerpo, el recuerdo de esa relación que le hacía tanto daño. Sólo que todo ese cambio se estaba generando en el momento en que despertó y pudo observar cómo mudaba de piel, tanto por dentro como por fuera. Le dio la impresión de haberse convertido en una serpiente la noche anterior. Dejó rastros de piel por el suelo, que indicaban una limpieza completa de ese sentimiento que la tenía presa. Ya era otra persona, su piel no albergaba recuerdos de esa pasión, todo había sido borrado en una transformación espeluznante.

Hoy Graciela luce una espléndida piel pero no les hablo de la dermis que llevamos los humanos. Es la piel del espíritu, del alma. Hoy ella volvió a darse el lujo de brillar con esa luz que, la hace más hermosa y atrayente a las cosas buenas. Hoy ríe, con la esperanza de ser feliz y de saberse una mujer renovada capaz de volver a sentir y dar amor a la persona apropiada para ella.




Carmen Pacheco
lasculpasylamuertedelamorii@hotmail.com
@Erotismo10
10 de diciembre de 2017






No hay comentarios:

Publicar un comentario