martes, 30 de mayo de 2017

El Renacer...




El velo del recuerdo atiza mi alma.
El gato ronronea esperando una caricia.
Los ojos abiertos con la esperanza de ver tu silueta.
La vida me recuerda que el camino está libre para transitar.

El sabor de tus labios, aún permanece en mi lengua.
La picardía de tus ojos mantiene la luz que me guía.
El movimiento de tus caderas hipnotiza mis consonancias.
El silencio de tus palabras va ensordeciendo la alcoba.

Todo fue aprendizaje. Todo vuelve a componerse.
Tu recuerdo se esfuma dejando pasar los sentimientos nuevos.
El amor queda pues ha sido un alimento básico para el alma.
Es el momento de transformarse en lo que debía ser.

Sobrevendrán nuevas emociones. Nuevas experiencias.
Es la sal de la vida. Como el mar que besa la arena.
Así son los buenos amores.
Sólo el roce de su esencia deja sensaciones sublimes.
Sólo una caricia sirve para elevarnos y aprender.

La vida es corta y hay que vivirla
Los besos van y vienen y hay que disfrutarlos.
Los abrazos nos dejan ese calor de humanidad.
Siento que renazco alejándome por entre tus costillas.




Carmen Pacheco
lasculpasylamuertedelamorii@hotmail.com
@Erotismo10
30 de mayo de 2017

domingo, 28 de mayo de 2017

LA NOCHE DE LOS ESPANTOS...




El viento golpeaba incesantemente la ventana,  a tal punto que amenazaba con partirla en mil pedazos. Por entre las rendijas se colaba la brisa y ese sonido infernal, que lo ensordecía todo. Daba la impresión que miles de almas competían tras ella para entrar a la habitación.

Era inevitable sentir miedo, la luz se había ido, luego que explotara el transformador. Su cuerpo temblaba balo las sábanas. A pesar del clima frío del momento, todo él sudaba copiosamente. En eso sonaron las campanadas del reloj de la estancia, anunciando las tres de la madrugada.  Señal suficiente para entender que toda la casa había caído en un embrujo. Sólo esperaba que saliera del closet un cuerpo nauseabundo clamando por él y pidiendo que lo acompañara.

No tardó en hacerse realidad lo que había pensado. La puerta se abrió y lentamente salían del closet unas pisadas que llegaban hasta él haciendo chirridos en el piso de madera indicándole, que algo se acercaban. Los dientes parecían castañuelas españolas en pleno baile de flamenco. Fue muy rápido, la manta que lo cubría fue retirada con mucha violencia, dejándolo en calzoncillos y muerto de frío.

En un abrir y cerrar de ojos se encontró sobre la cubierta de un barco, en plena tormenta. El viento lo mecía de un lado para otro dando la impresión que en cualquier momento se podría voltear patas arriba. Con mucho sigilo se levantó y pudo constatar que se trata de un barco en ruinas. Era de esos que naufragaron muchísimos años atrás. Todo estaba deteriorado. Las velas ya no ondeaban, estaban sumidas en la tristeza y el abandono. La brisa jugueteaba por entre las rendijas imprimiéndole un aspecto lúgubre y fantasmagórico a todo aquel lugar.

Tras él se empezaron a mover las cosas. Una puerta se abrió y de ella salió una hermosa mujer. A medida que se aproximaba, a cada paso que daba, el barco iba cambiando de aspecto. Retomaba lo que, alguna vez, pudo haber sido. La luz iluminó toda la popa y así fue emergiendo música y vida por doquier en cada paso que ella daba.

Como una cascada se deslizó una melodía suave y pegajosa invadiendo el lugar. Aparecieron unos músicos y las parejas se volcaron a la pista y en un preludio de amor comenzaron a bailar.

Todo esto iba pasando mientras la Dama se acercaba a donde estaba Evelio. La carne se le ponía de gallina. No podía apartar los ojos de los de ella. Eran el infierno más hermoso. Daban la impresión de botar fuego y a su vez hacían que perdiera el control de su mente.

Vestía muy extraño, a Evelio le pareció haber visto ese tipo de atuendo en los libros de historia. Sin embargo le quedaba extremadamente bien lo poco que traía.

Sintió un leve mareo. Fue cuando se dio cuenta que navegaban rumbo hacia alta mar. En su mente estaba la imagen de él en su cama en calzoncillos y ahora  vestía ropa a la usanza de años atrás. Todo esto pasaba en segundos. Ya tenía a la Dama a su lado respirando sobre su boca. Decir petrificado no es la palabra que encontraría para explicar lo que sentía Evelio. Les dejo a su imaginación que palabra entraría perfecta en ese breve espacio entre ellos.

En fin, ya la tenía pegada a él. No atinaba a mover un solo músculo. Ella sin apartarse chasqueó los dedos y en el acto apareció un mesonero con dos copas de champan. Las tomó obsequiándole una de las copas. La bebida estaba fría y burbujeante. Le acercó el trago a los labios obligándolo a tomar rápido la primera copa. El líquido le resbaló por la garganta arañando sus paredes. Casi se ahoga. Rápido aprendió aceptar el sabor, la Dama le daba una tras otra copa, mientras pasaba sus largos dedos por entre sus piernas doblegándolo de esa forma.

La cabeza le daba vueltas, se sentía eufórico y atrevido. El camarote de la dama estaba extrañamente decorado. Había velas por doquier y emanaba un aroma dulzón que embriagaba los sentidos. De repente sintió un sabor ocre en la boca que lo hizo desear tomar más de aquel líquido amarillento que lo hacía flotar y aceptar lo que la Dama le ofrecía.

Ya no tenía su ropa, a cambio una sábana blanca los cubría a él y a la Dama. Ella volvió a besarlo, adentrándose hasta la última palabra que le había salido esa mañana. Su cuerpo voluptuoso estaba pegado a su piel. Era una visión de otro mundo esa mujer sobre sus caderas. Sentía que estaba siendo violado una y otra vez, cuando en diferentes momentos ella caía sobre él. Eso no dejaba de excitarlo, en cada envión sus ganas crecían más y más.

La música entraba por el portillo de la puerta. Los gritos desaforados de la fiesta que se había iniciado en todo el barco, llegaban por las claraboyas dando la impresión de estar en una especie de rito dantesco. En diferentes momentos el cuerpo maravilloso de la Dama se transformaba en un cúmulo de huesos que danzaban sobre él y al instante sus ojos negros indicaban que quería más y así Evelio se perdía entre sus fuertes piernas y las curvas mágicas de su vientre.

Pasaban las horas y entre su borrachera y lujuria observó cómo se retiraba, lentamente la Dama de su lecho. Lo último que vio, antes de caer sumido en el sopor del licor fue a su amante transformándose en calavera a medida que entraba a su camarote. Los huesos gruñían cuando traspasaba el umbral, mostrando lo reluciente que era. En ese momento perdió la noción del tiempo y cayó desmayado.

Al salir el sol, éste iluminó la habitación despertándolo de inmediato. Lo primero que hizo fue ver hacia el closet. La puerta estaba abierta y su boca mantenía ese sabor ocre que había sentido en su sueño. O no sería un sueño…



Carmen Pacheco
@Erotismo10
28 de mayo de 2017




viernes, 26 de mayo de 2017

UN CORAZÓN PARA EL POETA…



En el pueblo sólo se hablaba del poeta con el corazón roto. Había pasado a ser el tema más importante del lugar. A pesar de la menguada producción de café, rubro que había sido el baluarte principal de la economía de ese pueblo, sentían que era más importante el sufrimiento del poeta.

Por las esquinas se recodaban los momentos felices que vivieron, cuando dicho poeta llegó a sus tierras. Todo tomó un color especial. Bastaba que él le dedicara un estribillo a una dama para que las flores de su jardín renacieran con más color y perfume. Se dieron cuenta que la producción se había incrementado en un cincuenta por ciento, desde que visitó la trilladora de Jacinta Parciguá.

Es por eso que le dieron la llave de las puertas del pueblo, como agradecimiento a la hermosa labor en sus vidas.

Esteban, hombre del pueblo, recuerda que antes que el poeta llegara, le costaba mucho acercarse a Marisela, mujer que había amado desde que eran niños pero que jamás se atrevió a decir lo que por ella sentía. Fue el Poeta, con su hermosa pluma, quien ayudó a estos dos seres en cuestiones del amor. Hoy son felices y tienen como don de amor un gracioso niño, al cual le dieron como nombre “Poeta” Poeta Gabriel así lo hicieron llamar.

Con él, también llegó la esperanza para los que nunca tuvieron suerte en el amor. Muchas veces el Poeta se sentaba en alguna esquina del pueblo y con su pluma y papel en mano, redactaba cartas y poemas de amor, dedicados algún amor secreto. Todos esperaban con alegría, que ese día eligiera su esquina. De esa forma los corazones del lugar palpitaban llenos de esperanza logrando que en cada rincón floreciera una hermosa flor y así les llegaba la noticia, de lo que allí pasaba, a todos los rincones de la comarca.

Un buen día empezaron a notar que los pétalos de las flores, de todo el pueblo caían con el solo soplo de una suave brisa. No entendían la razón, si el Poeta seguía haciendo su poesía porqué empezaban a deteriorarse los hermosos jardines.

Un grupo del pueblo se presentó en la casa del Poeta y pidieron saber la respuesta a lo de las flores. Cuando el Poeta salió a recibirlos, notaron que caminaba más lento y que su respiración era cansada. Se sentaron alrededor de él para oír su explicación y así comenzó:

- Estimados amigos, imagino el porqué de la visita de ustedes. Sus flores y jardines están menguando ¿verdad? eso mismo está pasando con mi salud. Mi corazón ha perdido fuerza y es de tanto esforzarlo en estos últimos años. Al principio repartí poemas y cartas sin medida alguna, por el sólo hecho de hacerlos felices a ustedes, sin darme cuenta, que cada poema era un algo de mí que moría. Es por eso que hoy mi corazón está débil necesitado de nuevos bríos para seguir adelante.

Tranquilos, no los estoy culpando de lo que hoy me pasa, al contrario quiero agradecerles el haberme dado la oportunidad para repartir tanto amor que alberga este corazón. Fui yo el que no se preocupó en cuidarlo y protegerlo. He disfrutado de sus amores y atenciones. Vivir al lado de todos representa para mí, el mayor regalo que jamás me hayan dado. Mi vida ha sido, por qué no decirlo, muy alocada pero en ese devenir del tiempo he bebido las mieles del amor y de los desencantos, motivación ésta para plasmar en sus cartas, lo que significa haber amado y vivido sin freno alguno. Hoy siento que lo he dado todo y que espero ver el resultado de lo que he vivido.

De pronto se levantó una mujer, la más anciana del pueblo y le dijo. Amigo Poeta, tus palabras llegan a nuestros corazones repletas de esa magia que has sabido inculcarle a nuestros mensajes de amor. Nunca fue mucho para ti, cuando de expresar un sentimiento se llamara, aunque no fuera el tuyo pero supiste trasmitirlo exactamente como queríamos que llegara. Hoy gracias a tu arte puedo decirte que ese poema que escribiste, aquella noche de lluvia, era mío. Cuando parecía que el cielo se caería a pedazos, aún con el agua hasta mis rodillas, esa misma noche entregué la misiva a quién hoy ha sido mi compañero por muchos años. Mi vida ha sido motivadora y aleccionadora. Mis nietos, los cuales ves hoy ante ti, vienen agradecerte el hecho de no haberte importado el clima para cumplir con un deseo de esta mujer que amaba pero había cometido errores, los que amenazaban con terminar una relación muy hermosa y están aquí porque gracias al buen corazón de mi compañero y de tu pluma maravillosa pude alcanzar esa unión con el hombre que más he amado. Es lo que me hace decirte que no estás solo. Todas las personas del pueblo, a las que has ayudado en cuestiones de amor, han decidido darte un corazón nuevo.

El poeta, con mucha dificultad se levanta de la silla y acercándose a la mujer se abraza a ella, agradeciéndole la buena intensión, que sus palabras encierran. En ese momento, los que allí estaban se levantaron y conformaron un abrazo de amor puro y sincero alrededor de la mujer y del Poeta. Una luz muy brillante salió de sus corazones y los cubrió por unos segundos. No hubo necesidad que alguien hablara. La luz traspasó el techo y fue directamente hacia los confines del cielo buscando la aprobación del Todo Poderoso, regresando con otra tonalidad más fuerte. Todos en el lugar estaban amalgamados en el más hermoso sentimiento que humano alguno haya sentido “El Amor”.

Poco a poco fue bajando la intensidad del reflejo y uno a uno se separó del abrazo que los mantuvo unos minutos atados a los corazones de todos.

El Poeta no daba crédito a lo que había pasado. Él sabía del amor, él le había escrito siempre al amor pero este sentimiento que le manifestaron sus amigos, jamás pensó que pudiera percatarse por él mismo de su existencia.

Fue cuando volvió a oír la voz de la anciana

- Poeta haznos un poema, que te salga del corazón

Y sin pensarlo dos veces afinó su garganta y las palabras empezaron a manar de su boca pero esta vez sentía que no era él quién las recitaba, al fin entendió que ese don no era suyo. Siempre fue un canal, un puente que Dios había escogido para llevar amor al mundo. Sólo que ahora su corazón palpitaba con nuevos bríos y renovadas esperanzas.

El pueblo, en su amor, le devolvió lo que tantas veces él les había entregado sin condición alguna. Hoy el Poeta, conocedor del verdadero amor comenzó a transmitir la belleza que siempre había visto en cualquier cosa o las que no veía pero que las percibía por ese nuevo corazón que se le había otorgado para que continuara deleitando a todo el que lo oyera.

Se te saluda Poeta…




Carmen Pacheco
lasculpasylamuertedelamorii@hotmail.com
26 de mayo del 2017






miércoles, 24 de mayo de 2017

SIMPLEMENTE AMAR...



Amarte en silencio es amarme a plena luz del sol.

Amarte sin ataduras es sentirte por mi piel a todas horas.

Amarte mientras el bullicio del mundo rompe con su cursilería es no amar por amar.

Amar es mantener la paz en mis adentros.

Es sin decir porqué, el cómo y a quién.

Amar con la mente en lo infinito es entrar en tu piel. Es descubrir la magia del Yo soy.

Tu mirada desnuda mi alma en la búsqueda del santo pecado.

Qué puedo hacer si aprendí a tenerte sin que existieras.

Qué se puede esperar si estás en cada pestañeo y en cada suspiro de mi alma.

Cómo se puede amar sabiendo que soy mi primer amor.

Es algo que aprendí,  no amarte en mi mente, sino en mi esencia.


Carmen Pacheco
@Erotismo10
24 de mayo de 2017

miércoles, 10 de mayo de 2017

DESCONSUELO SIN ESPERANZA…







¿Recuerdas que sientes cuando me besas?
Se prenden todas las estrellas en la aurora.
El sol despierta atentando con quemarnos más
Y tiembla la luna en arpegios de amor.

¿Has olvidado el paso de mis manos por tu cuerpo?
Cómo late tu corazón.
El temblor de tu piel cuando se resbalan ansiosas por entre tu vida.
Cómo emerge, cuál gemido salido de una boca sedienta el delirio de sentir.
Mientras, tu yo interior retoza por entre mis caderas.

Recuerdos que quedarán sumidos en la memoria de nuestras pieles.
Añoranzas que nunca volverán.
Desenfreno que encontraron su bozal en el temor de ser.
Ansias, que volverán a dormir, hasta que llegue alguien para despertarlas, nuevamente.

Espera amor, sólo espera que el sol se ponga una y otra vez, quién quita que aparezca quien quiera sentir.

Paciencia amor, paciencia…



Carmen Pacheco
@Erotismo10
10 de mayo de 2017


sábado, 6 de mayo de 2017

CUANDO AL FIN ENTENDEMOS...







Quién puede obligar a una rosa que nos de su perfume.
Quién puede decirle al mar bravío que no ruja.
Quién puede decirle a la lluvia que no moje.
Quién puede evitar que el aire sople.
Quién puede detener el tiempo.


Sólo un alma adolorida cree que es posible. 
Sólo un ser adormecido se niega a entender.
Sólo un sordo entiende de silencios.
Sólo un ciego sabe de oscuridad.
Sólo un necio se empecina.


Cuando llega, al fin la luz, somos libres.
Cuando nos invade la verdad, somos libres
Cuando encontramos el silencio, somos libres
Cuando seguimos nuestro camino, somos libres.


Hay vida mía, cuánto duele la libertad.




Carmen Pacheco
@Erotismo10
6 de mayo de 2017


viernes, 5 de mayo de 2017

Y OCURRIÓ...







Ella estaba en la cocina preparando la cena de ese día. Había quedado sopa de dos almuerzos atrás  y calentaba en el horno unos panes, le gustaba comerlos calientes y tostados. Entretenida como estaba, no había oído el timbre del teléfono, que sonaba incesantemente.

Tomándolo dice:
- ¿Aló?
-¿Me abres?
Tenía tiempo que no oía esa voz
- ¿Qué quieres que abra, tu mente o tu corazón?
- No, la puerta del pasillo.
Se quedó paralizada, sin entender de qué le hablaba. Había pasado mucho tiempo, desde que él estuvo en su casa.

Llevaba una blusa fresca con dibujos apenas perceptibles y unos pantaloncitos cortos, que hacían relucir sus piernas color café. Los pies descalzos, frescos y pegados a la tierra. Así sentía que podía controlar las cosas por las que había pasado y no permitir que la volvieran agarrar desprevenida, que ilusa…  

El sólo imaginarlo cerca de ella, la puso a temblar. En un segundo pasó por su mente el tiempo lejos de él y por qué estuvieron tan distanciados. No sabía si salir corriendo o mandarlo a paseo.

Sonó el timbre de la casa y la regresó al momento de tener que escoger, si salir o no.

Ya caminaba hacia la puerta, cuando se dio cuenta que sus piernas temblaban, al punto de tener que agarrarse de las paredes para no caer.

Abrió y allí estaba él. Alto, con su sonrisa encantadora y esos ojos inquietos como los de un niño, cuando lo llevan a una juguetería.

Al acercarse a la reja para abrirle, se quedó parada frente a él por un instante y sus ojos volvieron a retraerse, como cuando se encontraban y permanecían por largo rato, uno ensimismado con el otro. Parecía que no hubiese pasado mucho tiempo. Era la misma mirada tierna y profunda que los había hecho sentir que estaban compenetrados en aquellos días de encuentros furtivos.

Bajando la vista por un momento introdujo la llave al cilindro, le abrió la puerta y quedaron parados allí, uno frente al otro por unos minutos más. Ninguno decía nada. Sólo se miraban sin pestañear.

El empujó la reja con mucha suavidad, mientras ella retrocedía para darle paso. Recuperándose volvió a cerrar la puerta y pasó delante de él sin querer acercársele mucho. Toda ella era un manojo de nervios. Él se dio cuenta porque también estaba nervioso y no atinaba a pronunciar palabra alguna.

Fernando pudo percibir ese aroma tan peculiar que tenía el hogar de Morena. Era como si transitara por entre las paredes un sabor dulce entre miel y bambú. Todo volvía a su mente. Regresaron esos recuerdos de amor incondicional, tan llenos de verdad y romanticismo.

Ella lo seguía con la mirada y era entre creer y no creer, podría ser un espejismo de mi mente, pensaba. Se habían dicho tantas cosas, prometido otras que a pesar de jamás haber dejado de amarlo, le parecía un sueño el que él estuviera, así, frente a ella, al alcance de un beso.

La vida, en su antojo de darle un vuelco a la existencia de las personas había causado la impresión de un efecto mariposa. Se sintieron como aquel día, en que bailaron esa canción que tanto le gustaba a Morena. Se abrazaron, sin decir ni una palabra, solo fue el palpitar de dos corazones que morían por volver a sentirse, así, tan cerca. Fueron uno en esa danza, respirando el aire del otro y poco a poco sus manos comenzaron a reconocerse, al mismo tiempo que sus bocas buscaron ese elixir mágico, que jamás hallaron en otras. Sus salivas llegaron a calmar esa sed de intimidad y entre beso y beso se miraban buscando nuevamente ese aliento que los envolvió tiempo atrás y por el que tanto suspiraron mientras estuvieron lejos.

Daba la impresión de haberse visto sólo hacía unos días. Su amor brotó  de una forma tan natural, que revivieron con más ardor, esos momentos de entrega. 

La despertó una luz que se escurría por entre las cortinas iluminando la habitación y pensó, otro sueño más, hasta cuándo seguiré añorando a este hombre y al voltearse se dio cuenta que todo había sido real y que él seguía allí completamente relajado, en la quietud del que se siente feliz. Lentamente se fue enrollando por su cuerpo buscando el calor que la enloqueció esa noche de amor. Y fue así que dos almas, que se habían reconocido y alejado por circunstancias comprensibles volvían a unirse para seguir otro trayecto más de vida. ¿Hasta cuándo? No importaba, el sentir sus pies fríos entre sus sábanas era suficiente para seguir descubriendo ese ser que por alguna razón llegó a su vida.



Carmen Pacheco
@Erotismo10
5 de mayo de 2017