jueves, 13 de octubre de 2016

LA MUERTE TE ENCONTRÓ A SOLAS...





Ese doce de octubre, la muerte te encontró sola.
Venías desandando tus pasos, en un eterno desespero.

Subías, bajabas. Tu cuerpo era un solo temblor.


No sabíamos si era por nervios o por alguna enfermedad que ya se había alojado en ti.


Eras muy notoria entre los vecinos. No te importaba llamar por su nombre, lo que pensabas estaba mal hecho. Nunca aceptaste que te silenciaran.


Siempre fuiste recia y directa en tus cosas. En el poco tiempo de conocerte, supe que no eras mujer fácil de tratar. Fuiste como esos pajaritos, que no permitían que se le acercaran mucho, cuando no conocía, de dónde venía la mano.


Fueron años de unión, con el mismo hombre. ¿Cuántos? Ya no importa. Seguro aparecerá en alguna corona ante tu ataúd, donde dirá “Para la esposa más abnegada y la madre más solícita”


Ya la Dama Blanca acechaba tus pasos. Sólo esperó  el momento oportuno para, que en silencio y sin que nadie se diera cuenta, a pesar del movimiento que había, decidieras hacer efectiva la salida a todas tus calamidades.


Desde arriba te veías hermosa. Tu cabello castaño claro, con algunos hilos de oro, que quedaban de tus años de moza, estaban sueltos. Era muy raro conseguirte de esa forma, en cualquier parte. Siempre lo atabas hacia arriba, dándote un aire de mujer de más edad.


Pero en ese fatídico momento, estabas plácida. Tu rostro jamás lo había visto con ese tipo de serenidad, que el que tenías allá abajo. Mostrándonos, que a la que veíamos subir y bajar, quién sabe cuántas veces al día, era una mujer desesperada y capaz de cometer lo que hiciste.


Viene a mi mente esa canción de Rubén Blades “El último día de Adán García”. Ya venías maquinando lo que harías y fue ese día que lo lograste, al percatarte que tenías una oportunidad, como nunca para terminar con todos tus problemas.


Muchas veces las personas prefieren que quede en su mente, la imagen de la persona sonriendo y disfrutando de la vida.


Para mí, tu cuerpo frágil con la cara hacia el sol es la única forma, en que he visto tu semblante descansando en paz.

 Estas palabras van para una mujer que decidió partir por ella misma. ¡Hoy la saludo y le deseo el descanso eterno!

P.D. Esta vez me ha tocado plasmar la triste realidad de la vida. ¿Qué podemos aprender de situaciones como éstas? Espero que muchas cosas.


Una es que no debemos permitir que se apodere de nuestra alma la desesperación, en cualquier situación negativa por la que estemos pasando. Todo tiene arreglo, menos la muerte.


Otra es, que la vida es corta y debemos aprovecharla para VIVIRLA, en todo su esplendor. Nunca es tarde. Lamento traerles este tema pero ¿Qué es la vida? sino está acompañada de la muerte. 


¡Todo lo que nace, tiene que morir!




Carmen Pacheco
lasculpasylamuertedelamorii@hotmail.com 
13 de octubre de 2016



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