viernes, 8 de julio de 2016

¿QUIÉN ES EL AMOR?





Muchas veces despertamos sonriendo, luego de haber tenido un sueño, a pesar de no entender o recordarlo en toda su plenitud. Simplemente sabemos que nos hizo feliz porque por fin, alguien percibió qué es lo que hemos estado buscando toda la vida.

Se los digo desde mi posición, aun cuando no niego que existan muchos hombres esperando aquella fémina, que lo intuya, valore y haga feliz.

En mi espejismo, ésto es lo que recuerdo.
- Estoy con amigos disfrutando de un paseo y de pronto aparece un hombre joven, que se acerca muy rápido y con magistral destreza atrae mi cuerpo al suyo. Seguidamente estampa un beso frenético y profundo en mis labios, que siguen algo sorprendidos.

Cómo dudarlo, mi respuesta fue rápida y ardiente también y cual amante del siglo XIX, me abrí a la posibilidad de sentir y disfrutar de esa hermosa boca.

Me doy cuenta de haber sido atrapada por sus fuertes brazos, notando  sus manos, que desde ese momento, no se perdieron las curvas, que aún, mantiene este añejado cuerpo y así logra deslizar la punta de sus dedos por mi espalda, mientras cada poro de mi piel se erizada escandalosamente. Llega de una forma rasposa a mi derriere haciendo temblar cada parte de mi ser. Nos besamos, una y otra vez. Sentí que eran besos prometidos, besos esperados hacía una larga eternidad. Besos que encerraban un inequívoco compromiso.

Podía percibir una tranquilidad espiritual y por eso me entregué, si porqué negarlo, lo hice cómo sólo una mujer segura de ese sentimiento sabe disfrutar de una boca inquieta y ardiente, que entre sueños, me transmitió su apasionamiento. El descubrimiento perturbador del deseo hizo que apretara mis piernas para seguir gozando de esa impúdica sensación.

Hubo un momento, en que no lo vi y sentí que me dominaba la soledad, nuevamente. Luego, como cuando se está despierta, percibí su presencia a mi lado, cual aroma de rosas en plena primavera y de repente todo él rodeaba mi espacio y mirándome a los ojos dijo, “No te preocupes, yo estoy aquí y quiero estar contigo por siempre”. No contesté, solo disfruté de esa mágica braza que arropaba con mucha fuerza, todo el halo de mi vida -.

Analizando mi sueño puedo decir que el que funge como “El Amante Joven” no es, necesariamente un mozalbete. La realidad es que no visualizo la edad, como parte importante del simbolismo, sino el significado de la “Juventud” en mi sueño.

Aparece en mi mente lo que la juventud nos ofrece. La alegría, el entusiasmo, el atrevimiento u osadía. La posibilidad de soñar y crear. Todas esas características se pueden encontrar en cualquier persona que mantenga su espíritu joven, porque la edad no está en la piel, está en la forma en que vemos la vida.

El amor no es solo para los jóvenes en edad. Me encanta ver personas mayores, sin recato alguno, manifestar su amor con un beso o cuando dejan deslizar una mano bajo la cintura de ella o de él, mientras pasean por cualquier lugar del mundo. Que logren encontrar su estabilidad emocional y personal para no perder esa maravillosa oportunidad de andar en pareja, como lo hacen los lobos, que les encanta aparearse y caminar por entre la arboleda. Ni la neblina logra separarlos porque es su otro yo espiritual.

El amor a nuestra edad puede ser más profundo, que cuando teníamos veinte o treinta años, porque conocemos nuestras altas y bajas. Ya sabemos qué es lo que esperamos de una relación. Somos unos sumacunlaude, en cómo hacer vibrar a nuestro amado en cada centímetro de su piel. Hemos alcanzado la maestría en el arte de amar. Sabemos cómo deslizar un beso por sus fuertes muelles. Esas Cordilleras que invitan a sumergirse por sus profundidades y elevaciones erguidas al viento. Sin dejar de lado, sus deliciosos húmedos llanos.

Somos dueñas del tiempo. Entre ambos podemos disfrutar por horas ese orgasmo mantenido, que cuando jóvenes, por nuestras hormonas en pleno furor y desconocimiento del arte de contenerse, no lográbamos.

Sabemos despertar el punto más recóndito de él o ella y hacerlos gozar, en toda su majestuosidad. Claro, todo esto se logra, mientras ambos mantienen  el interés y las ganas de sentir, permitiendo que el amado o amada también profese las mismas avideces de seducir volviéndose un arpegio de amor.

Conversar… ¡Ah, que rico es conversar! Es una de las partes más importantes de la mujer, encontrarse con alguien que entienda la imperiosa necesidad de comunicarse, que en ellas existe. Si el hombre entendiera, de una vez por todas, que cuando sus mujeres, les dicen –“Amor, tienes un momento para que hablemos” – y se interesaran en oírlas, les auguro un buen sexo. Su relación en casa mejorará infinitamente. Hasta tendrían ese espacio, que tanto necesitan, algunos, para compartir con sus amigos o ejercitar algún deporte, que siempre han querido hacer.

No son tan complicadas, sólo necesitan COMUNICARSE y es válido. Hombres hasta cuándo van a entender que a una abeja se le conquista con miel y de paso mantienes tu hogar repleto de paz.

Si consigues una persona, que logre excitarte, con sólo imaginártelo, ten la seguridad que los encuentros serán tipo novela. Llenos de pasión y delirio. Qué habrá sus dimes y diretes, por supuesto. ¿Quién les dijo que andar en pareja es fácil? Pero esos reencuentros son los más divinos momentos de amor porque se hace con furia. Quieres lastimar al otro pero con mucho amor y te sumerges en cada caricia, acentuándolas para que se sienta hasta en la última neurona. y así terminar exhaustos de tanto amar.

¡Claro que sí lo puedes hacer! ¿Estás viva verdad? Y mientras haya vida, hay esperanza. No permitas que tu edad cronológica te cohíba de vivir a plenitud el amor, el deseo y las ganas de sentir cómo tu cuerpo se retuerce de ansias, cuando su mano o su recuerdo se asoman a tu cuerpo.

Cuántas, en su silencio lograron acallar su desasosiego por sí mismas y jamás lo comentaron. Son las que tildan de “Nerviosas, excéntricas que dicen sentirse sofocadas por el ambiente de la familia en general y por supuesto jamás fueron comprendidas". Lamentablemente se van a la tumba, amargadas secas, deshojadas. Con una infelicidad que duele de sólo imaginar y se llevan ese secreto hasta la tumba logrando qué con eso. ¿Alguien se los agradecerá? No creo…

Hoy, la mujer, en su mayoría, puede expresar su sentir y las que no lo hacen, terminan sus días, cual flor escondida, con la tristeza de seguir haciendo caso a los que mantienen la idea, que la mujer debe callar sus instintos naturales porque ya es mayor y debe darle vergüenza comentar sus ansias de amar, mucho menos manifestarlo.

Busca la Diosa, que dentro de ti existe. Explotarás de felicidad y harás feliz a tu compañero o compañera.

Envuélvete en la fragancia que nos da la vida y sé la flor más aromática del jardín, tanto por dentro como por fuera.

Ahora te hago una pregunta muy sencilla:  

Sabes ¿Quién es el amor?

¡EL AMOR ERES TÚ!

Carmen Pacheco
lasculpasylamuertedelamorii@hotmail.com
@Erotismo10
7 de julio de 2016






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