Pasa el tiempo y en la distancia te
anhelo.
Tus besos, en mis recuerdos, aún queman ese pedazo de piel tan
delicado, que al decir tu nombre, se humedece.
El sudor se confundía entre nuestras formas. Recuerdo tu mano
inquieta, mientras de mí salía un quejido.
Pasa el tiempo y es tanto lo que te deseo, que no me conformaría
con un beso, incluso sabiendo que de él me nutriría.
Lo único que calmaría esta sed es tu cuerpo, tu sonrisa sobre mi
boca y tu lengua, que revoloteando cual pichón delirante de hambre, se
estremezca entre nuestros alientos.
Cuánto más tendrá que aguardar este ser que te extraña, en
constante temblor sin poder evitar el desborde por sus poros de las
ansias de hacerte sentir, como solo una loba hambrienta, en noche de luna llena
puede hacerle.
Y pensar, que este es el momento propicio porque si te asomas y
miras al cielo verás la Luna en todo su esplendor, redonda y seductora.
Carmen Pacheco
lasculpasylamuertedelamorii@hotmail.com
@Erotismo10
27 de noviembre 2015
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