Por
el borde de mis senos, se desliza un beso ardiente. Que sabiendo su caída, va
sabiendo que te pierde.
En
mis noches me despierta un grito en la penumbra. Soy yo la que te llama es mi
alma que se agita y es cuando oigo, a lo lejos… nunca, nunca
El
tiempo se me hace trisas, cuando recuerdo esa boca, que enardecida buscó saciar
su sed dentro de mi alma para luego quedarme con el suspiro bailando en mis
rodillas y mis ansias bravías de mujer enamorada
Anhelé
tanto amor, que sin darme cuenta, me negué a sentirlo y no aproveché esas ganas
de tenerte, esas ansias de ser tuya.
Por
qué no fuiste tú el que me enseñara amar. Aquél que depositase en mi alma y en mi
cuerpo, por primera vez, su bebida celestial.
Por
qué no puedo regresar el tiempo y ser tu alumna aventajada, la que aprende cómo
se ama sin medida, sin esperar nada.
Hoy
mi cuerpo afiebrado se retuerce de deseo y me reúso a ser la que lo apacigüe, la
que calme a esa bestia que aúlla por un beso.
Hoy
mis sábanas no tendrán nada que comentar a las vecinas.
Hoy,
lamentablemente, llora una Golondrina.
Carmen
Pacheco
lasculpasylamuertedelamorii@hotmail.com
@Erotismo10
18
de noviembre de 2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario