Anocheció y me pregunto…
¿Qué será de ti?
Pasan los años y no abandonas
este corazón.
Ya no moras en sus
habitaciones, es verdad.
Sin embargo, en todas
ellas encuentro algo que me hace recordarte.
Hace algunas noches
buscando en un baúl apareció uno de tus abrazos. Éste se había refugiado bajo un sombrero
de ala ancha, para evitar ser echado, me vio y se deslizó por entre los
recuerdos rápidamente.
En el lugar donde
guardo el café, estaba oculto un beso largo y prolongado que al verme corrió
perdiéndose entre las tazas, no sin antes hacer caer la cucharita de plata para
el azúcar.
En el sofá, por entre
los cojines, se oyen, de vez en cuando, fuertes tañidos que semejaban el retumbar
de un corazón enamorado.
Aún habitas en algunos
espacios, es verdad. Tendré que pedir desalojo muy pronto. Sólo que esos
pequeños fantasmas son difíciles de atrapar para colocarlos en un recipiente. Lo
otro es, ¿cuál sería el destinatario? Posiblemente tenga que hacer una pequeña
fogata y entre canciones, danzas y decretos ofrecerle todo su contenido, al
Dios de los amantes e incinerarlos con el fuego que todo lo limpia, que todo lo
purifica.
Ya ha pasado algo de
tiempo y tu aroma persiste en mi mente. La brisa trae hasta mí el recuerdo de
tus ojos malcriados y el de tu sonrisa atrevida.
Qué será de ti…
Mejor, no averiguo
sobre tu vida…
Carmen
Pacheco
@Erotismo10
21
de agosto del 2017
Pintor: Fredy Ramón Pacheco
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