Era un día
como otro cualquiera. Cristina había decidido quedarse en casa para descansar
de esos días de trabajo que la extenuaban hasta debilitarse. Su familia
aprovechó el día de asueto para ir a la montaña, donde se deleitarían con un
picnic, que llevaban tiempo planificando.
Ella era
Secretaria en un bufete de abogados, su trabajo consistía en transcribir todo
lo que se decía en los juicios. Siempre permanecía sentada y delante de una
máquina, por lo que su cuerpo se entumecía por estar tanto tiempo en una sola
posición.
Ese día
había decidido no salir con la familia y
tampoco con sus amigas, lo dedicaría a dormir y descansar en su cama por
un largo rato.
Ya eran como
las nueve de la mañana, cuando algo la despertó. Era una sensación de calor muy
placentera en su sexo y abriendo lo ojos se dio cuenta que un rayo de sol la
abrazaba. Lo primero que pensó fue arrimarse o cerrar mejor las cortinas pero
era una sensación tan caliente que prefirió seguir bajo ese rayo afrodisíaco.
Al ver que
el ardor iba en aumento procedió a quitarse los pantaloncitos que llevaba y de
esa forma el rayo incidía directamente en su clítoris. ¡Fue lo máximo! Comenzó
a contorsionarse e iban aumentando sus ganas de tener un orgasmo, por lo que se
levantó a buscar un vibrador, que meses atrás lo había comprado junto a sus amigas, por eso de si le
daban ganas y estaba sola.
Humedeciéndose
la vagina y dejando que el sol siguiera su trabajo, procedió a encender el
aparato. Los masajes que se daba hicieron que su apetito aumentara al cien por
ciento. Ya era una loca que se acariciaba por todos lados y se ayudaba con los
dedos rozando su clítoris. El calor que la abrazaba la hacía querer más y más.
En una de esas no pudo aguantar y tuvo el orgasmo más exquisito que jamás
hubiese tenido y luego vino otro y otro. Ya satisfecha y viendo que sus
sentidos regresaban empezó hacerse una pregunta; ¿Por qué Francisco no me hace
tener este tipo de orgasmo? ¿Por qué no se preocupa por conseguir el sitio
donde exploto de placer? ¿Por qué tengo que recurrir a mi amigo el vibra para
llegar a la gloria? Y lo peor es que si le comento algo, de una me dice que “Él
sabe muy bien cómo se hacen las cosas” y se vuelve el cuento de nunca acabar,
que si lo piensas bien podríamos decir que es el significado de “Frigidez” pero
todas sabemos que no hay mujer frígida, sino mal atendida.
Hoy por lo
pronto Cristina está satisfecha y posiblemente Francisco quede en el pasado ya
que ella necesita a un hombre que quiera saber cómo, dónde y qué la hace llegar
al cielo y si el amigo “El Vibra” aparece podría ser para satisfacerlos a los
dos al mismo tiempo.
Carmen
Pacheco
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