Ayer
te vi. Fue como el despertar de sensaciones guardadas. Sé que acordamos en retener
nuestras ansias y deseos para el otro pero mi amor fue imposible luego que te vi.
Parecías
un ensueño o una ilusión. Quise rozar tu cuerpo. Sentir cómo sube tu termostato
de lo frío a lo ardiente con el sólo roce de mi piel. Veía cómo se movían tus
labios e imaginé que tus palabras eran besos de fuego que ardían sobre cada
parte de mí. Posiblemente era yo la que, por sólo verte, hacía que toda yo reaccionara a ese estímulo de presencia que siempre siento cuando estas cerca.
No,
no te preocupes, tus ansias y ganas no fueron a caer en caldero ajeno, quizás
fue peor, se evaporaron en mis sábanas, sin que nadie las retuviera para
disfrutarlas. Qué puedo decirte, soy humana y mi cuerpo no aguanta tanta
ausencia.
Ayer
te vi y quise robarle un beso a esos deliciosos labios pequeños pero tan
ardientes.
Ayer
te vi y esa forma que tienes de morderte los labios cambió mi noche,
definitivamente. Estabas en otra dimensión, sin embargo, mi mano casi toca la
línea de tus ojos y por un segundo pensé que sentiría tu incipiente barba, que
dibuja un candado encerrando esa boca loca.
Ayer
te vi, quería que el tiempo siguiera.
Luché
para detener los minutos, mientras nuestras miradas traspasaban la línea de lo imposible.
Ayer
te vi…
Carmen
Pacheco
@Erotismo10
16
de febrero de 2017