viernes, 29 de noviembre de 2019

UNA TAZA DE CAFÉ…





En la mañana, bien temprano prepara el café y regresa para despertarme. Lentamente se desliza por entre mis piernas y besándome arrastra sus ganas por todo ese cuerpo que ya no me pertenece. Mientras tanto el aroma del café se mezcla con el de su carne, haciendo que se encienda mi alma. Ya estoy espabilada y le permito avanzar sobre mis ganas, como aquel que se desliza bajo alambres de púa cuidando no quedar enganchado en uno de ellos. Mi volcán se ha sacudido y grita por explotar. Me falta el aire. La respiración es sofocada. Un gemido emerge de mis adentros cual lava que incendia el matorral.

Somos dos seres que danzan bajo sábanas cual fantasmas en un elucubrante festín sexual. El gallo de la señora Filomena está practicando y su canto hilarante nos distrae por un momento. Su boca quiere decir algo pero mi beso le atrapa las palabras enmudeciendo en una sonrisa.

Aquel café mañanero, cómplice de los amantes, apretó el calor en las entrañas de la taza, jugando un papel importante tras el sosiego del encuentro.


Carmen Pacheco
@Erotismo10
29 de noviembre del 2019




sábado, 17 de agosto de 2019

ME ENCANTA SER DISTINTA...





Soy un ser raro, de esos que les gusta correr descalza bajo la lluvia. De las que les encanta el ruido que produce la energía que descarga un trueno. La que hace el amor bajo la lluvia y se alimenta de cada gota que penetra por sus poros.

Soy de las mujeres y creo que somos multitud, que agradecen un beso en la distancia pero siempre esperando el contacto piel con piel.

Soy de esos bichos raros que no les importa decir lo que sienten, aunque no sea correspondida porque lo que más importa es sentirse viva.

Formo parte de ese gremio de mujeres que van por el cosmos con su verdad y su pasión. Dicen que el que mucho se acondiciona a los demás deja de ser auténtica y eso no me interesa.

Soy quien soy por haber nacido de una mujer que vivió fuera de época. La que iba hacia adelante, contra viento y marea. Era de aquellas que mantenían magia en sus manos. Ese tipo de magia que hace que la vida sea vivible.

Un bicho raro, que un día lluvioso lo convierte en romántico, nostálgico. Que muere por una taza de chocolate caliente, un buen libro o película y un buen amante para que caliente aquello que el chocolate no alcanzó a calentar.

Soy y me encanta ser rara, extraña, enigmática, romántica, alegre, entusiasta y por sobre todas las cosas sentirme VIVA y dar vida al que se me acerca…

Carmen Pacheco
@Erotismo10
17 de agosto del 2019

lunes, 29 de julio de 2019

Y tú preguntas?


Quién dijo que yo fui la culpable
Seguro te escapaste por las rendijas de la ilusión
Nunca quise que ésto pasara
Fueron sólo eventos de la pasión.

Tu dijiste que sería hasta que aguantáramos
Pero ya esto no aguanta más
Pensaste que sólo era algo de carne
Y resultó ser más inmortal.

De quién fue la culpa, no se si fue tuya o fue mía
Sólo se que te quise
Sólo sé que te quiero
pero de una cosa estoy segura 
Por este amor yo no me muero...




Carmen Pacheco
lasculpasylamuertedelamorii@hotmail.com
@Erotismo10
29 de julio del 2019

sábado, 27 de julio de 2019

HOY...






Hoy debo alejarme. Hoy las lágrimas están a flor de piel. Hoy tengo miedo de  seguir sintiendo más profundo de lo que ya concibo amarte. Hoy quiero dejarte a un lado de mi vida. Sentir que fuiste un ave de paso en ella y no voltear hacia atrás para que tu sonrisa no turbe mi decisión.

Hoy tengo el volumen alto en mi alma, no quiero oír mis pensamientos. Una lucha impera en mis adentros y ya casi me siento hablando con las aves que se cruzan en mi delirio. Hoy pido olvidarte.

Lamento y doy gracias a la vez porque este hoy dura hasta la media noche. Busco entre la brisa fuerzas, como un vicioso que no quiere volver a caer en esta inmoralidad de amarte. Hoy mi hermosa alma está añorando tu presencia y pidiendo no verte más.

Hoy, no sé quién soy…


Carmen Pacheco
@Erotismo10
27 de julio de 2019



viernes, 26 de julio de 2019

OJOS DE LLUVIA...





La luz se fue asfixiando, los músicos recogían sus instrumentos. El sol, en su parsimonia dejaba caer chispas brillantes sobre los presentes. Las gotas de lluvia desmaquillaban las risas de los rostros, sólo unos ojos grises acompañaban la tristeza del momento. 

Era alta y muy hermosa, sus amigos la llamaban Kate. En pocos días se había convertido en la alegría del Instituto. Su melena roja era sacudida por la fuerte brisa que azotaba su rostro. No se supo dónde llovía más fuerte, si en el jardín o en esos ojos tristes y nublados que se ahogaban en el silencio. Ya era una sombra que se desvanecía lentamente ante el vapor de la tierra. 

La vida había cobrado muy caro su derecho a amar. Ese día asistía a su propio funeral


Carmen Pacheco
lasculpasylamuertedelamorii@hotmail.com
26 de julio de 2019
@Erotismo10








domingo, 21 de abril de 2019

BRINDO MI AMOR AL UNIVERSO...



Hoy vengo a hablarles de un amor que se transmuta, que trasciende, que se une al amor Universal. Es ese amor que cubre al mendigo, al niño de la calle, al enfermo, al olvidado de la sociedad. Un amor para al blanco, para el negro, para el indio, para el enfermo, para el que sufre, para el que odia, para el que maldice. Un amor para el que olvida, para el que acusa, hiere, se aleja de Dios. Para el que no vela por sus padres, para el que agrede a su semejante. Brindo mi amor al niño olvidado, al viejo despreciado. A la mujer indefensa, al trovador sin palabras, al músico sin melodía.

Cómo hacer para convertir un amor terrenal por uno que abarque al mundo, mejor aún, al Universo entero.

Ofrezco el Prana que me da vida, para que junto a la respiración se convierta en amor puro y sincero. Sólo así, entendería dejar de amar a ese ser. Esperando que este sentimiento no haya sido en vano. Es como donar parte de mi alma para la felicidad del mundo. Posiblemente no alcance para tantos pero un granito de arena puede formar montañas.

Como dijo Fito Páez:
“¿Quién dijo que todo está perdido?
Yo vengo a ofrecer mi corazón
Tanta sangre que se llevó el río,
Yo vengo a ofrecer mi corazón”

Él y ella lograron traspasar la barrera del infinito, ya sus cuerpos no son lo importante, es el sentimiento que prevaleció y se transformó en algo sublime, más allá de todo entendimiento terrenal. Es el mar devolviendo a la tierra, las lágrimas y los sueños, que alguna vez fueron derramados en honor al amor y así, junto al Creador, conformar un nuevo ser

Es por eso, que hoy lanzo al viento, uno de los más hermosos sentimientos, el Amor, que en estos días, en que el mundo corre una suerte de odios, perdiéndose así la calidez de un beso, la fuerza de un abrazo y la dulzura de un te quiero, quizás aplaque los demonios desatados.

Es mejor que cubra la tierra haciendo brotar Nardos y Azucenas y que con ese aroma los hombres recuerden el verdadero sentimiento que nos hacía despertar con ganas de vivir…EL AMOR.

Carmen Pacheco
lasculpasylamuertedelamorii@hotmail.com
21 de abril del 2019

lunes, 25 de marzo de 2019

ELLA ESTABA ENAMORADA...






Ella estaba enamorada. Fue una casualidad que le llegara el amor, pensaba ella pero tú y yo sabemos que la casualidad no existe, que las cosas que nos pasan son por causalidad, principalmente. Ella comenzó a suspirar desde ese momento, cosa que agradecieron, mucho, sus pulmones, su piel, sus órganos, sus ojos, todo lo que conformaba a ese pequeño ser.

En ese instante, recordó que sabía sonreír y se le transformaron sus labios. Sus ojos se dibujaron agraciadamente.  También apareció una pequeña luz, que jugueteaba con sus hermosas pupilas. Su rostro se había transformado en la esperanza de felicidad y amor.
No recordaba el último día en que vio al mundo, a pesar de los vaivenes de los acontecimientos, mecerse entre nubes y canciones. Todo había cambiado, el matiz de los colores era más llamativo, la luz en su ventana semejaban brazos que la invitaban a una caricia, a ese abrazo tan anhelado.

Ella estaba enamorada…

Un día se encontró en una tienda para ropa íntima y con algo de pena, porque pensaba que para ella, el comprarse algo bonito, había pasado su momento. Sin embargo, apretando sus miedos y complejos pidió que le enseñaran la lencería más atractiva que tuvieran. La empleada le mostró diferentes modelos. Por su mente pasaban episodios de su vida por venir donde se reflejaban las ansias de lucir hermosa y apetecible para su amado. Terminó comprando varias prendas, segura que las luciría como esas modelos que salían en las portadas de una revista, se negó a ver la realidad de su peso, del contorno de su cuerpo, que ya no era el bien dibujado cuerpo de una mujer más joven, en fin ella sólo pensaba en seducirlo a él.

Pasó el tiempo y las prendas permanecían en la gaveta de su closet. Muy de vez en cuando las sacaba y las lavaba por el polvo que hubiesen recibido, a pesar de estar bien resguardadas. Seguidamente las volvía a colocar en esa caja de metal que consiguió, donde permanecían envueltas con papel de seda y una pizca de perfume, del que ella usaba.

Otro año más y no había podido exhibir su adquisición más preciosa. Los ojos estaban perdiendo su brillo, su sonrisa estaba siendo opacada por una sombra de tristeza pero ella seguía con la esperanza.

Ella estaba enamorada…

Un día, su corazón no la quiso seguir acompañando y dio unos saltos esquizofrénicos haciendo que se desvaneciera en la cama. Sus ojos daban muestra de saber qué estaba pasando. Comprendió que era su último suspiro el que, con mucha misericordia le permitió dar su adiós definitivo y recordó esos ojos pícaros y risueños, que alguna vez la hicieron vivir el amor más crucial que jamás había tenido. Una sonrisa iluminó su rostro y su mirada volvió a brillar. Por un segundo su piel se tornó tersa y cual mujer enamorada volvió a soñar. -Cuando venga estaré lista para amarlo- y con el poco tiempo que le quedaba lanzó un beso al aire, con la esperanza  que éste le llegue a ese ser que tanto amo y que no pudo olvidar. Una lágrima rueda en silencio por su mejilla mientras su alma vuela hacia otros planos.

Porque… Ella estaba enamorada…



Carmen Pacheco
@Erotismo10
25 de marzo de 2019

viernes, 1 de marzo de 2019

LA MUJER ESQUELETO SE ENAMORA...




Ella, cual alma en pena, aparece por entre las rendijas de sus ventanas, por debajo de los ramales polvorientos, por entre  los salientes de su tristeza y por las losas de su alma. Aunque tiene una sonrisa desolada, sus ojos dejan entrever la picardía de entonces.

Por entre sus huesos  corre la brisa del otoño, el inicio del invierno y aquella hermosa primavera que la hizo ser merecedora de los mejores elogios por su increíble belleza, por la que muchos se postraron ante ella, tan solo por una mirada de esos ojos color esmeralda.

Llegan, a lo lejos, revoloteando con el viento, unas notas musicales, que consiguen sacarle una mueca, como la de la Mona Liza, algo enigmática. Nadie la conoce, todos creen saber lo que siente, hasta llegan a emitir comentarios grotesco de su manera de ser.  Esa melodía, también trajo un dejo de tristeza haciendo que de repente resbalaran, por las cuencas de sus ojos, un par de lágrimas, que al desplomarse en el suelo se convirtieron en diamantes preciosos.

Sus huesos arden todas las noches a la espera de una caricia  o un te quiero. Se le puede observar caminando por entre el follaje verde de la montaña, alumbrando con el brillo de sus huesos el nacimiento de otro atardecer. Muy de vez en cuando se oye un grito desesperado en la oscuridad de la colina, siendo acompañado otro sonido crudo que hace el agua cuando cae cerca del hogar, donde pasa sus días sola. Los seres mitológicos, que allí habitan piensan que ha decidido terminar con su pesar pero es sólo el grito de un ser que trata de percibir la vibración de aquel, que un día la llenó de ilusión y esperanzas.

Era un domingo cálido, de esos que invitan a hacer el amor entre el sudor y la brisa. La mujer esqueleto sumergió sus huesos en el manantial cristalino esperando sacar las cenizas de aquel fuego que algún día quemó sus entrañas y así reducir  sus ganas de sentirse amada.

Esa noche, fortuitamente pasaba un caminante por esos lugares cuando vio una luz que atravesaba los confines del territorio. Se acercó y observó a la mujer más hermosa que jamás hubiese podido imaginar. La visión era alucinante. Su piel era morena y sedosa. El agua que le escurría desde su larga melena hacia su vientre, parecían gotas de cristal pues brillaban en todo el contorno de sus pechos  erguidos y sublimemente torneados. El caminante no se movió, y mucho menos se atrevió a respirar mientras observaba cómo esa alucinación  salía de las aguas dejando ver un pubis adornado de gotitas brillantes dando la impresión que era una gema preciosa. La mujer esqueleto mientras salía de las aguas sintió que un calor avasallante la invadía con un fuerte dolor en los huesos. No podía explicarse qué le pasaba, puede ser que la noche esté más fría hoy –pensó-. Pero de pronto observó a un hombre, que escondido por  entre los matorrales la espiaba muy quietamente. Se fue acercando a él y cuando lo tuvo cerca se le quedó mirando. Sus huesos comenzaron a temblar haciendo un ruido extraño era algo  que jamás había sentido la mujer esqueleto. El hombre no podía dejar de ver a semejante mujer que desnuda y sin ninguna clase de pudor, se acercó hacia él.

Sus cuerpos se juntaron lentamente, como dos locas babosas de un riachuelo. La mujer esqueleto lo sintió cálido y seguro permitiendo que se adentrara entre sus huesos. Él le acarició el rostro muy suavemente, mientras la mujer esqueleto lloraba dejando salir de sus vacías cuencas, perlas que iban a parar al suelo haciendo que florecieran flores hermosas en el lugar. Él se introdujo por entre su pelvis desnuda encontrando la calidez del fuego que había estado encendido esperando el momento para arropar al elegido de su corazón, ese el que le hiciera sentir el amor más profundo. Ya no hubo fuerza humana que pudiera separarlos. Y comenzaron a comerse a besos.  

La Mujer le mostraba los dientes blancos cual perlas. El disfrutaba acariciando sus senos voluptuosos y firmes. Lo que más quería era tomarlos entre sus manos y llevárselos a la boca, como el recién nacido que busca, desesperado, el alimento para su existencia. Los besaba  en el frenesí de un loco obsesionado. Sus manos bajaron a sus caderas encontrando esa hendidura maravillosa que lo llevaría a la gloria. Su pelvis hizo un ruido extraño mientras él le separaba el fémur con la intensión de anidarse en ese vacío que se producía. El sólo sentir, el roce de sus huesos con los suyos, hizo que explotara una chispa de energía que la invadió mientras se acercaba dejando preso a ese amor deseado. El rato que pasaron fue largo y extraño. Jamás mujer alguna le había hecho sentir tanto amor. Se entregó a ella sin importarle nada. Era la mujer que había esperado por siglos. Abrazándola la tumbó al suelo y en esa caricia de amor quedaron unidos para siempre. La mujer esqueleto resurgió de sus miserias para convertirse en un ser de la nada, amante y segura de que sus huesos serían acariciados y amados por largo tiempo.

Y así quedaron, enrocados eterna y húmedamente. A menos de un suspiro de tibio abrazo y de besos mustios…  


Carmen Pacheco
@Etrotismo10
Jueves 01 marzo 2019

jueves, 21 de febrero de 2019

DESDE MIS ADENTROS...




   
A veces me despierto pensando, no me haces falta, sonrío y me felicito por ese logro. Pero volteo y muy dentro de mí sale una vocecita que me dice “mentirosa, mueres por oler su perfume”

Enderezo el corazón acomodándolo por entre mis senos y levantando el mentón vuelvo a repetir “Hoy no te recuerdo”. Otra vez la vocecita aparece pero ahora con una estruendosa carcajada.

Me volteo y le digo, pero -qué es lo que esperas Manipulando mis decisiones del día-. ¿No ves que estoy dándole fuerza a este corazón que casi desvaría?

Esta vez se desliza por entre mis ojos y hace que vea mi reflejo en el espejo, mientras dice. Dímelo así, viéndonos a los ojos. ¿Es cierto que ya no lo recuerdas? Y bajando la mirada con vergüenza, le digo – tienes razón, aún sigue escondido por entre el caudal de mis venas. Es sólo que agarró otra vía y se ha sumergido por otros lugares de mi cuerpo y no lo percibo.

Silencioso navegas por mi torrente sanguíneo, con un sigilo tal que ni mis mejores radares te pueden detectar. Ahora vas por mi estómago, es lo que llamamos el mariposear del amor. Corriente abajo te agarras a mis trompas y te mantienes erguido y maravillado del poder que tiene ese lugar tan querido. Eres como uno de mis óvulos, que aunque haga el recorrido que le corresponde está seguro que nunca llegará ser fecundado. Pero qué importa mientras sigas navegando por entre mis profundidades y me colmes de vida y esperanza.

No sé si será esta suerte de ilusión que ahora vivo o mis años me llevan a reconocer cuando en verdad es amor lo que siento. Lo que importa es sentirte traspasar mis adentros, como si siempre hubieses formado parte de mis moléculas y células. 

Tú navegas en mí, con el permiso que te da mi Yo, con la seguridad de que eres el navegante más deseado que mar alguno haya  disfrutado. Al pasar por mis pulmones siento que el aire se renueva y mis bocanadas son profundas y excitantes. De un brinco saltas a mis labios y es cuando más necesidad tengo de un beso porque duermes sobre ellos y despiertas el recuerdo de aquel último que me diste y que jamás olvido.

Mi corazón da brincos de emoción porque sabe que muy pronto estarás abrazándolo con amor.

Y vuelves a empezar tu recorrido en mi humanidad y vuelvo a sentirte aún más y puedo gritarle al mundo que...

Te siento, cómo te siento.



Carmen Pacheco
21 febrero de 2019